Un orden endeble que la enfermedad mundial develó, propiciando la caída cultural más estruendosa en toda la historia de la humanidad, la que será narrada por los siglos de los siglos.
Somos el producto de la invención política, social, económica –a muy grandes rasgos- de Platón, Aristóteles, Nicolás Maquiavelo, Thomas Hobbes, John Locke, Adam Smith, Montesquieu, John Rawls, Bill Gates, Warren Buffet que hoy se ha llenado de fisuras. Siendo el capitalismo la más despiadada creación del patriarcado entregándonos, en plena calamidad mundial, al primer hombre trillonario de la historia, Jeff Bezos, dueño de Amazon y, a millones en la pobreza.
La mujer, sometida por el varón, se vio obligada durante milenios a plegarse al enfoque que él ha tenido del mundo, hasta que su lucha por su libertad e igualdad empezó a dar frutos en el Siglo XX. Ella, ha desarrollado un pensamiento crítico de la visión del mundo del varón y ha construido la propia desde la griega Hiparquía, hasta Martha Nussbaum; ha ascendido, sí, pero se necesita que inscriba más su pensamiento en las conceptualizaciones que dan forma al Estado. En el G20 de 2019, solo dos mujeres hacían parte de los gobiernos que lo conforman: Teresa May y Ángela Merkel. Pero, hacer parte de un gobierno no es lo mismo que generar reflexiones que sirvan de base para una teoría del Estado.
Es el varón el inventor del dinero, la ganancia, los bancos, los intereses, la usura, la venta de las indulgencias, las letras, la propiedad privada, la hipoteca, los desalojos. De la pérfida ley de la oferta y la demanda con su bolsa de valores. De la publicidad y la propaganda utilizando a la mujer. De la industria farmacéutica que se enriquece con la enfermedad y con la muerte. Es Donald Trump extorsionando públicamente a la Organización Mundial de la Salud; es Jair Bolsonaro, acabando con el Amazonas. La subjetividad del varón está marcada por la conquista, la dominación y la explotación. Paradójicamente, el más amoroso de los varones, el que defendió a la mujer, el que se acercó a los niños, el que lanzó a la humanidad un mensaje de conciliación, paz y sencillez, un hombre llamado Jesús –real o mítico-, fue crucificado por otros varones. La pandemia muestra el fracaso del mundo construido por el hombre.
Hay que resignificar el concepto de Estado que nos viene del hombre, especialmente del europeo. Resignificarlo desde la compasión por los más desvalidos, colocándonos al servicio de ellos, no usufructuándolos para desarmar la democracia en las elecciones. Una noción de Estado que puede pensarse desde lo que la mujer –con sus excepciones- ha hecho durante milenios: alimentar, proteger, buscar la igualdad; que implican principios éticos que sostienen la vida. luceromartinezkasab@hotmail.com