No soy médica, no soy científica, no participé en la elaboración de la vacuna, y no tengo la verdad revelada, pero me siento en la obligación moral de utilizar lo que sí tengo, un espacio en este periódico, para poder abordar una nueva problemática a la que nos enfrentamos: la vacunación. O más bien, la ‘no vacunación’.

Esta semana iniciaron las tan esperadas jornadas de la nueva vacuna de Pfizer y BioNTech en el Reino Unido, y en mi caso al menos, lo celebré con un sentimiento de esperanza indescriptible. Sí, tengo claro que por la demora en la toma de decisiones por parte del gobierno nacional estamos casi que en el ‘rabo de la mula’ para poder acceder a ella, pero al menos, comencé a ver la luz al final del túnel.

Sin embargo, un ‘baldazo’ de agua helada me cayó encima cuando descubrí que una gran parte de la población mundial no estaría dispuesto a ponérsela, y, peor aún, que esas mismas probabilidades coincidían en mi círculo de amistades. Hice una encuesta rápida entre algunos de mis grupos de ‘whatsapp’, y en casi todos me encontré con un 50% de negativas.

En Colombia es alarmante lo acelerado que ha sido el cambio de percepción frente a la vacuna, pues según las estadísticas, cada día son más los colombianos que ‘no se prestarían para eso’. Increíble.

Todo el mundo tiene derecho a pensar distinto, y tengo claro que no se puede obligar a nadie a ser vacunado, pero cuando la decisión de no hacerlo puede llegar a costar miles de vidas, me siento en el de deber de al menos expresar mi opinión, que viene sustentada gracias a lo que dicen los expertos, y que espero que pueda cambiarle el pensamiento a si quiera un lector que se encuentra en la duda.

Comencemos por una realidad. Todos los medicamentos que existen tienen efectos secundarios. Sin embargo, lo que los médicos hacen es poner en una balanza los beneficios y los riesgos de dicha medicina, para ver si ‘vale la pena’. Y si una inyección es capaz de ayudar a acabar con la crisis sanitaria más grande que ha tenido el planeta Tierra en este siglo, pero puede generar malestares, o inclusive una que otra leve reacción alérgica, entonces habrá valido la pena.

‘Que fue en tiempo récord’ y ‘que qué tal vez eso nos infecte de Covid’, me han dicho algunos, pero para todo hay una respuesta. Sí fue en tiempo récord, pero hicieron muestras con más de 20 mil personas, los efectos secundarios fueron leves, y la efectividad fue la de más de un 90%. Y para lo segundo, la respuesta es no. Según expertos como Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades infecciosas de Estados Unidos, entre muchos otros, es médicamente imposible que la vacuna infecte a alguien con Covid, simplemente puede haber efectos secundarios porque el sistema inmune se está despertando. Más nada.

La vacuna en este momento es la solución para enfrentar de manera tajante un virus que nos ha quitado tanto, y nos sigue quitando tanto. Nuestra desconfianza en las instituciones y empresas no puede ser tan grande como para seguir creyendo en teorías ‘conspirativas’ que solo generan zozobra.

Lo digo sin problema. Si mañana llegase la vacuna a Colombia, sería la primera en la fila.

Porque yo estoy lista para un nuevo capítulo, para un 2021 sin tapabocas, y para volver a abrazar a la gente sin miedo. ¿Y tú?