Cuando me preguntan que si soy ‘feminista’, nunca sé a ciencia cierta qué responder, pues creo en la causa del feminismo, creo que las mujeres nacimos para cumplir todos nuestros sueños, creo que debemos tener los mismos derechos que los hombres (tanto en la teoría como en la práctica), creo que debemos tener igualdad en nuestros salarios, creo que debemos tener espacios en todas las industrias, creo que debemos poder decidir sobre qué hacer con nuestros cuerpos, y creo que no debemos ser juzgadas por una sociedad que es profundamente machista. Sin embargo, no me siento en la capacidad de poder decir que me considero una activista del ‘feminismo’, pues sé que para poder hacerlo debes vivir y pensar siempre acorde a los lineamientos de la causa. Y a mí nunca me ha gustado eso de ser encasillada en una sola cosa.

Por eso es que admiro a las que escogen llamarse feministas, porque al decirlo abiertamente y ponerse el título del ‘feminismo’ en sus perfiles, en sus conductas, y en sus misiones de vida, deben ser siempre consecuentes con esto. Sobre todo cuando usando ese título, descargan críticas frecuentemente con el fin de proteger a las mujeres, y con el fin de cambiar para siempre el hecho de que somos juzgadas por absolutamente todo.

Pero de igual forma, también es por esta razón que tiendo a decepcionarme enormemente de algunas ‘feministas condicionales’ (como suelo llamarlas), quienes como bien lo dice el nombre, condicionan la defensa de los derechos de la mujer, dependiendo de quién sea la mujer.

Esta semana fue tendencia en Twitter uno de esos casos de ‘feminismo condicional’, y toda la nación pudo presenciar cuánto puede llegar a ser desdibujada una causa cuando esta se tiñe de política. La periodista María Jimena Duzán y la Representante a la Cámara y ex candidata vice presidencial por la Colombia Humana, Ángela María Robledo, fueron protagonistas de lo que en mi opinión es un verdadero ‘golpe bajo’, uno que le resta seriedad a la causa feminista que durante tanto tiempo han abanderado y de la que han sido públicamente aliadas.

A través de un trino, Duzán le ‘exigió explicaciones’ a la nueva presidenta de la Cámara de Representantes, Jennifer Arias, quién hace parte del partido político del Centro Democrático, por unas fotos en las que en su juventud se había tomado cuando era modelo. En esas fotografías, Arias aparece en una pose sensual y lleva puesto un disfraz sexy de agente secreto (lo que explica el arma de juguete), y aunque son completamente inofensivas y personales, para Duzán y Robledo fueron pruebas contundentes para restarle mérito a su nuevo nombramiento. Y para inclusive tildarlas de una muestra de ‘apología a la violencia’.

Y sí, es profundamente irónico que tanto Ángela María como María Jimena sean las artífices de esta discusión, pues no tiene sentido que hayan utilizado una razón tan machista y con tan poca solidez para desprestigiar a una mujer. Sobre todo cuando llevan años diciendo que para que nuestra sociedad avance, es necesario dejar de juzgar a una mujer por sus decisiones sexuales y personales.

Lo peor de todo es que ambas mujeres tuvieron la oportunidad de criticar a Arias por otras cosas, ambas pudieron haber elegido hablar de lo que sí le puede importar al país, pero ellas decidieron irse por el camino que tantas veces han acribillado a otros por atreverse a recorrer, y eso es lo que hace aún más lamentable todo este asunto.

Porque al final lo que quedó evidente es que una mujer solo puede ser libre, solo puede tener un pasado personal, solo puede ser exitosa, si políticamente piensa como ellas lo hacen...