Para nadie es un secreto que para el barranquillero, ese barranquillero de pura cepa, el Carnaval es mucho más que una fiesta. Para muchos, y me incluyo en esa lista, la época carnavalera marca un ‘antes y un después’ en el año, un momento para hacer un ‘pare’ y tomar aire fresco, y un instante para congelar los problemas, y simplemente disfrutar de aquello que hace a esta ciudad tan auténtica.
Sin embargo, no solo es una época que nos llena de alegría y que nos da identidad, sino también es una que hace que se mueva la economía. Una que ahora más que nunca, luego de los golpes que le ha dado esta pandemia a los comerciantes, a los artistas, a los bailarines, a los fotógrafos, a los grupos folclóricos, a los músicos, a las peluquerías, a las costureras, a la industria hotelera, y a la de transporte, necesita de mucha fuerza para que vuelva a estar en constante movimiento.
Es por esto que celebro la noticia de que habrá Carnaval en el 2022 con tanto entusiasmo, pues es absolutamente necesario. La ciudad lo necesita, la gente lo necesita y sin duda alguna, nuestros hacedores lo necesitan.
Y sí, este anuncio ha traído detractores, ya que hay muchos que consideran que ‘hay cosas más importantes’ de las que encargarse, que aún esté el Covid presente y que no podemos ser tan superficiales como ciudadanos, pero la realidad es que hablan desde el desconocimiento.
Primero que todo, Colombia, para sorpresa de muchos (incluyéndome), se ha convertido en un país referente del buen manejo de su sistema de vacunación. Es increíble que a este punto estemos tan avanzados con este tema, que seamos tantos los vacunados, que la ‘queja’ de algunos sea el ‘tipo de vacuna’ que quieren aplicarse, y no que no hayan vacunas para que le sean aplicadas, y que el problema que tengamos enfrente sea el de tener que convencer a la gente para que se vacune. Una labor ardua, pero una labor de la que estoy segura que entre todos, convenciendo a quiénes tengan dudas a nuestro alrededor, podemos lograr completar con éxito.
Y por último, el Carnaval es un tema importante y no tiene nada de superficial, pues seguir tradiciones que tienen más de 150 años, es todo menos ligero. No es ‘una rumba’ para el que pasa el año trabajando para ese mes del año, o para el que pasa de ‘generación en generación’ el honor de ser un hacedor de cultura. Esto es mucho más de lo que las palabras son capaces de explicar.
Tal vez por algo su eterno lema es y seguirá siendo siempre: ‘Quién lo vive es quién lo goza’. Porque solo quienes lo hacemos, podemos entender qué tan grande es nuestra fiesta.
Y dejo aquí por escrito lo que ya llevo dos días diciendo con tanta alegría: Carnaval del 2022, ¡Este año valdrá por dos!