Voy a contarles una pequeña reseña de un mini documental que vi en Netflix hace unos días llamado: “Sé Dócil: Oración y Obediencia”, y guardadas las enormes proporciones, los invito a que piensen en qué se parece esto a lo que estamos viviendo actualmente con estas elecciones presidenciales en Colombia.
A ver, comienzo recalcando nuevamente que esto que les voy a poner como ejemplo proporcionalmente no es igual a lo que estamos experimentando, pues esta miniserie cuenta la historia del caso criminal del ‘Profeta’ de la ‘Iglesia Fundamentalista de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días’, Warren Jeffs, y de cómo logró convencer y dominar a miles de personas utilizando únicamente su palabra, al punto que sus seguidores llegaron a considerar que crímenes como la ‘pedofilia’ y el ‘abuso sexual’, eran mandamientos de Dios, y por ende, aunque los ‘mesías políticos’ tienen tintes parecidos, tengo claro que una cosa es mucho peor que la otra. No son lo mismo, y aun así, es sorprendente ver cómo la técnica para ‘cautivar el público’ sí lo es.
Ahora bien, en el documental, a través de los sobrevivientes y las víctimas, uno poco a poco puede ver cómo fue intensificándose la situación a medida que pasaba el tiempo, y aunque para uno que está viéndolo desde afuera es evidente comprender lo que en realidad estaba pasando, uno también logra apreciar por qué para ellos era casi un imposible aceptarlo.
Estos fundamentalistas llevaban muchos años dando por hecho una verdad: que el Profeta tenía la última palabra porque esa era la palabra de Dios, y por ende, él y solo él podía tener las llaves para lograr que otros pudieran ir al paraíso. Les vendió a sus seguidores la idea de que si eran obedientes, y no hacían muchas preguntas, irían a ese ‘cielo en la tierra’ llamado ‘Zion’, y que ‘el enemigo’ eran todas estas personas paganas que no pertenecían a esta secta. s por esto que las mujeres aceptaban que las casaran con hombres mayores, es por esto que las madres aceptaban como voluntad de Dios que el Profeta ‘tomara’ a sus hijas menores de edad, es por esto que los hombres aceptaban tener que dar diezmos altísimos ‘para la construcción de Zion’, es por esto que, sin razón alguna, las familias eran separadas, y todas debían aceptarlo, y es por esto que a pesar de haber sido arrestado y puesto en prisión durante 120 años por haber sido hallado culpable de violar a menores, la mayoría de los seguidores siguen creyendo en la palabra del ‘Profeta’, y siguen considerando que quienes ‘le hicieron ese mal’ fueron todos aquellos que eran servidores del demonio.
El fanatismo logra que se desvirtúe la razón, y aunque sin lugar a dudas el religioso es más efectivo, el político también existe y funciona a la perfección. Es solo cuestión de tiempo, y de un muy buen discurso que se va acomodando de acuerdo a las situaciones.
Durante muchos años hablaron de cambio. Cambio en la política para que hubiera cambio en el país. Cambio de poder para que pudiera haber progreso. Y es por esto que para quienes no sabemos seguir sin preguntar, nos es tan difícil entender cómo es posible que le llamen cambio a lo que después de esta semana ha probado una vez más, ser hasta peor. Los mismos políticos de siempre (los que piden y reparten mermelada) con otro nombre, y las mismas marañas políticas de siempre, pero todavía más descarado. Lo peor es que hay seguidores que dicen de frente que aunque es el cambio, ‘como todos hacen lo mismo’, igual se vale.
Yo no sé si la loca seré yo, pero hay algo en ese pensamiento que simplemente no tiene sentido. Tal cual como no tiene sentido que todavía los seguidores de Warren Jeffs pidan su liberación.
Y punto.