Nadie absolutamente nadie quiere que a Petro le vaya mal, y creo que es ahí donde recae el principal problema de percepción. No, los ‘valientes’ que se están atreviendo a hacer una oposición sana (porque son pocos los líderes políticos que no se han regalado al gobierno, pues a pesar de que muchos pertenecen a partidos con ‘ideales’ que en poco se parecen a los del petrismo, por conveniencia personal, se han entregado ‘en bandeja de plata’ a quienes tienen hoy el poder), no están criticando o cuestionando porque quieren que al presidente le vaya como ‘los perros en misa’, no lo están haciendo para desestabilizar al país o para que la imagen favorable del gobierno se desplome, sino porque representan a los millones de ciudadanos que nos encontramos preocupados sobre para dónde va esto.

Hoy los colombianos nos despertamos con el dólar más alto de la historia, y aunque es cierto que el mundo se encuentra en recesión, las constantes desafortunadas declaraciones que provienen de algunos de los ministros y del mismo dirigente, nos están terminando de empobrecer. Y esto va a tener consecuencias nefastas para la nación.

Porque no, que el dólar esté por las nubes no es algo que le afecte solo ‘a los que viajan’, sino a absolutamente todos. Si el dólar sube, todo se encarece, las empresas se quiebran, la gente se queda sin trabajo, y pronto el hambre se incrementará. Que tú creas que eso del dólar no te afecta porque ‘ni siquiera tienes visa americana’, es vivir en la profunda ignorancia que eventualmente te terminará golpeando de muchas formas.

El mismo Ministro de Hacienda del gobierno de Gustavo Petro, Jose Antonio Ocampo, lo aceptó recientemente. La ‘disparada’ del dólar claro que tiene que ver con ciertas posturas que ha tomado la rama ejecutiva frente a temas como lo de frenar las exploraciones de gas, sobre lo de ‘congelar capital’, sobre lo de cómo va a manejar ‘lo de las pensiones’ y mucho más.

Aquí no se trata de seguirnos peleando por lo mismo. No se trata de ir contra la corriente solo por ir contra la corriente, sino de que todos podamos remar hacia un mejor destino para Colombia, y claramente, eso no se está logrando.

Y este mensaje ojalá le llegue a quienes con mucha ilusión votaron por él: ustedes también, o quizás con mayor razón, le deben exigir que le dé al país lo que necesita, y que deje de verse como si estuviera improvisando, y no solo dedicarse a defenderlo ‘contra viento y marea’ únicamente porque no quieren sentir que dejaron de tener la razón.

Porque aquí precisamente no se trata de quién tenga la razón, o de si ‘el otro hizo esto también o lo hizo peor’, sino del futuro de todos los que nacimos en esta tierra, y queremos verla florecer.

PD: Es imposible construir un país seguro debilitando a la Fuerza Pública, y, al tiempo, aplaudiendo a quienes toman por su propia cuenta ‘la justicia’ y ‘el orden’.

Y punto final.