Querámoslo o no, Disney siempre ha sido un referente cultural en el mundo entero. Durante más de un siglo, esta empresa ha interferido en la forma cómo los niños, que consumen sus películas, sus series y sus productos, perciben las cosas. Desde sus inicios, ha sido un medio para inculcar valores a través de historias, personajes y lugares fantasiosos. Sin embargo, la magia de Disney y su indiscutible éxito ha sido el de entender hacia dónde va el mundo, el de entender que las cosas cambian y el de entender que con la globalización y lo pequeño que se ha convertido el Planeta Tierra debido a ello, no se puede pensar que las narrativas son las mismas para todos.

Si algo hemos aprendido con el tiempo es que para transformar positivamente se tiene que comenzar por educar mejor a las futuras generaciones. Y eso es precisamente lo que ha intentado hacer el imperio de ‘Mickey Mouse’ con cada una de sus producciones. Yo crecí con las historias de Disney y, aunque a las mamás de entonces también les gustaba contarnos los cuentos de las princesas con las que ellas crecieron, y nos hablaron acerca de Aurora, Blancanieves, Cenicienta, Ariel y Rapunzel, entre otras, quienes todas fueron rescatadas por príncipes azules, dándonos la percepción de que las mujeres debíamos solo ser bellas para poder encontrar a un hombre que nos diera el ‘felices para siempre’, debo aceptar que la década de los noventa fue completamente revolucionaria con el tema y me hizo enamorarme de personajes femeninos fuertes, diferentes y admirables.

Así que a pesar de que mi mamá me hablaba de sus princesas, a mí Disney me habló de cosas totalmente distintas. Porque mis princesas no fueron caucásicas europeas, sino gitanas, indígenas, asiáticas y del medio oriente. Mis princesas me enseñaron que estaba bien ser diferente, pero, sobretodo, que estaba bien no ser precisamente una princesa. Quizás por eso mi favorita de mi época siempre fue Mulán, pues, gracias a su historia, empecé a querer ser una heroína. No era buena ‘haciendo cosas de mujeres’, algo que hacía que los hombres no la miraran y que su familia y ancestros se sintieran avergonzados de ella, pero salvó a su padre enfermo de tener que ir a la guerra vistiéndose de hombre, probó su valía salvando a China de los invasores y le llevó mucho más honor del que jamás una mujer había llevado a una casa. Y como esta historia hubo muchas, historias con valores, historias con revoluciones e historias que ayudaron a formar positivamente mi percepción de muchas cosas.

Pero el trabajo de Disney no había estado completo y, por ende, así como siguió haciendo películas y series con contenidos de mucha valía, durante años ha querido reescribir el pasado y le ha dado giros diferentes a sus historias de siempre. Es por esto que el hecho de que Disney haya anunciado que ‘Ariel’ ahora será negra y que será interpretada por la cantante y actriz afroamericana Halle Bailey, es tan importante.

Porque no se trata de solo una película, sino de cómo percibirán los niños el futuro. Porque no se trata de una sirena, sino de lo que ella representa. Porque Disney sabe que el mundo ha cambiado y quiere que todos nos demos cuenta.