El arte es necesario para el desarrollo de las sociedades. Algunos artistas latinoamericanos participan en las diferentes protestas que se viven en el continente, dan una lección de transformación, resistencia y construcción de memoria. Varios músicos, actores, pintores, diseñadores, escritores, en fin; los artistas se unieron en una expresión creativa, cultural y reflexiva. Nos recuerdan por qué son tan esenciales.
En Chile, las mujeres son violentadas de manera cruel en las protestas contra el Gobierno de Piñera. Un colectivo de artistas creó un performance que denuncia al Gobierno y a los carabineros que atentan contra los derechos humanos. En las últimas semanas, se registran más de cien denuncias por maltrato físico, acceso carnal violento, torturas y hasta asesinatos. Las mujeres chilenas se conectaron a través del arte. Su voz es escuchada en todo el mundo. El performance es replicado en distintos países. “Un violador en tu camino” se convirtió en un llamado de atención, en un himno contra la violencia de género.
En Colombia, varios artista también se unieron al Paro Nacional. Han realizado conciertos, performances, murales, cacerolazos sinfónicos y diversas expresiones artísticas. Es otra forma de comunicación, un lenguaje para el entendimiento que tanto nos cuesta a los colombianos; para el entendimiento en medio de la diferencia.
La historia nacional es violenta. Las atrocidades que han ocurrido duelen. Y a pesar de todo lo que hemos sufrido, todavía no somos capaces de escucharnos, de respetarnos, de ponernos en los zapatos del otro.
Uno de los mayores problemas de nuestra historia ha sido la estigmatización, el señalamiento de quien piensa distinto. Fallamos tantas veces y repetimos los mismos errores. Pensar diferente no es el problema, estar en desacuerdo tampoco. El pluralismo es necesario para las democracias. Nos enriquece como seres humanos. La multiculturalidad, las ideas, los pensamientos y las múltiples visiones de la realidad hacen a las sociedades más fuertes. Así comienza el verdadero progreso. Las dificultades aparecen cuando no logramos comprendernos, cuando irrespetamos el pensamiento del otro, cuando nos perdemos en nuestra indiferencia, cuando nos cuesta la empatía.
El arte ayuda a romper esa estigmatización, abre la puerta a nuevas perspectivas. Aunque existen personas que son capaces de juzgar a los artistas, apabullarlos y tratar de censurarlos, la realidad es que el arte trasciende, sobrepasa al lenguaje y a la persecución. No se borra ni se desdibuja. Perdura en el tiempo. Genera cambios, construye la memoria y cuenta la historia. Pueden hostigar a los ciudadanos, limitar a los periodistas, ignorar a los académicos, evitar el surgimiento de líderes políticos, pero es muy difícil que apaguen la voz de los artistas. Su eco es inevitable.
Este 8 de diciembre se celebra el concierto del paro en Bogotá. Varios artistas marcharán junto a los ciudadanos. Pintan en el lienzo de la historia este momento tan importante para la libertad. En medio de matices represores, algunos artistas se atrevieron a hablar, a hacer arte desde lo social, a invitar al diálogo y potencializar la cultura.
No olvidemos el arte como eje transformador, como acción política. Tal vez es uno de los caminos más asertivos para encontrar el perdón y el entendimiento. Gracias a los artistas que se arriesgan, gracias por creer en un futuro más digno para todos.
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