Hay un legado que nos dejaron nuestros ancestros –muy olvidado, por cierto– pero de enorme importancia como principio humano: “el valor de la palabra empeñada”. Inevitable pensar en ello, cuando después de un trabajo arduo, de más de tres años como Gobierno, podemos decir –por fin– con emoción y orgullo, que les cumplimos a Bolívar, Atlántico y Sucre, a los habitantes de las poblaciones ribereñas al Canal del Dique.
Desde nuestra campaña presidencial, cultivábamos el anhelo de materializar –más que un sueño– la solución a una necesidad imperiosa de los habitantes de Atlántico, Bolívar y Sucre, que han padecido por años la precariedad del casi mítico Canal del Dique, que evitará las inundaciones, la contaminación y el abandono que han significado las promesas incumplidas por décadas.
¡Hoy podemos decir, con júbilo, que la espera terminó!: Nos complace anunciar que el Canal del Dique –la megaobra ambiental por excelencia de Colombia y quizás la más importante de América Latina– será un hecho, gracias a que obtuvimos el sí del Presidente Iván Duque, en noviembre del 2018, para navegar a buen puerto.
El proyecto ya inició su proceso de licitación, para prender motores en los próximos meses, y aunque tal vez no estaremos para poner la primera piedra, nos llena de alegría dejar el cimiento irreversible para honrar nuestro compromiso con la gente, con las regiones y con el país entero.
Gracias al trabajo en equipo que adelantamos en la Comisión Intersectorial de Infraestructura –creada bajo el Decreto 2163 de 2018–, que he tenido el honor de liderar, logramos el aporte de recursos de diversos actores, que, a partir de ahora, serán un ejemplo de agregación de fuentes de pago para otros proyectos ambiciosos de infraestructura nacional. Se contempla una inversión de más de $3 billones de pesos, con el compromiso extraordinario de las gobernaciones de Sucre, Bolívar y Atlántico, vigencias futuras del sector transporte, contraprestaciones portuarias, tasas de navegabilidad y sobretasas ambientales del Distrito de Cartagena.
Así mismo, cumplimos con el requisito de finalizar 16 procesos de consulta previa con las comunidades, antes de abrir el proceso de selección. Y contamos con el privilegio del apoyo del Banco Mundial, que nos asistió en la estructuración, con paneles de expertos y talleres que nos permitieron conocer experiencias internacionales, mediante una generosa cooperación técnica no rembolsable.
Vale resaltar que esta megaobra tendrá 117 km de longitud, garantizará un ancho navegable de 52-60 m y una profundidad de 7 pies, para dar paso a embarcaciones de mayor calado. Mediante el sistema de compuertas y esclusas y obras de interconexión, se restaurarán y protegerán los ecosistemas hasta el delta del Mar Caribe, y se potenciarán actividades como la pesca y el turismo de pequeños veleros, para los municipios ribereños, gracias a muelles y a una mejor navegabilidad.
Este Canal dará una vida dinámica, moderna y atractiva en todo su recorrido, y podrá convertirse en el futuro en algo tan importante, como el Canal de Suez, el Canal de Corinto, los canales de Ámsterdam.
Como ha pasado en tantos lugares de Colombia, el canal guarda debajo de sus aguas, al parecer, historias del dolor que la guerrilla, los paramilitares y, en una sola palabra, el narcotráfico, dejaron sembrados de sangre en muchos lugares de nuestro país. A partir de ahora, queremos escribir una nueva historia, de esperanza: este Canal significará desarrollo, progreso, ilusiones, oportunidades, para los millones de habitantes que viven en la zona.
¡Y muy importante!: mitigará la contaminación, especialmente en la Bahía de Cartagena y las comunidades ubicadas en su área de influencia. Además, evitará que continúe el deterioro creciente de la barrera de coral, que es la desertificación del Mar Caribe, hasta llegar casi a las Islas del Rosario, evidente al sobrevolar esa zona.
El Canal del Dique no llega solo, llega con un cambio de visión para una región que va a poder desarrollar todo su potencial. Aquí estamos, como Gobierno, haciendo expresa nuestra voluntad política y nuestro anhelo de cumplirle a las regiones, porque sólo de esta manera, podremos cerrar las brechas en materia de pobreza y construir, todos los días, la verdadera equidad. Es así, como podemos lograr progreso como Estado, de cara a construir una mejor Nación. ¡Aquí estamos, despegando del puerto y levando anclas para dar el paso definitivo de la utopía a la realidad!
*Vicepresidenta y Canciller