Vamos por partes, porque toca tomar con pinzas estas cosas que vuelan tan rápidamente, que ya uno no sabe cómo ni por dónde mirar la avalancha. Las avalanchas ahogan y no permiten que saquemos la cabeza a tiempo para observar y analizar el panorama. La confusión del momento nos paraliza y ya está, quedamos atrapados sin salida.

Semana anterior: circula por las redes un estudiante denunciando un intento de secuestro con aparente uso de burundanga u otra sustancia. Primero lo pone en su Facebook, el post se hace viral y a la semana siguiente se la ve en un video contando la historia. Quienes me envían esta información aseguran conocerla.

Esta semana que pasó, circuló un audio donde un padre desesperado cuenta lo que le sucedió a su hija, en la calle, relativamente cerca y con un caso parecido al anterior. Quien me lo reenvía dice conocer a esa persona y a su familia. Tanto es el pánico que a la Policía le toca salir oficialmente a decir que nadie ha denunciado. O sea, pueden ser falsos rumores.

Una mujer de la farándula denuncia por la radio que su novio le dio tremenda golpiza en México. Ambos son colombianos y se desatan las redes mientras ella no puede volver al país y él se fuga para USA. Luego sale el supuesto victimario a denunciar que la víctima es él con una serie de audios y videos que dejan mal parada a su víctima, pero que no justifican la golpiza. O sea, es también todo falso.

Las mujeres no están siendo abusadas, golpeadas, asesinadas. ¿Qué le pasó a Brenda?, quien no se salvó como las otras chicas, es aún un misterio. Pero es que las mujeres se la buscan, ellas tienen la culpa. ¿Qué fue a hacer Brenda por allí mientras su hija estaba en terapias? Quién la manda.

Quién les manda a estas otras chicas a ser jóvenes, por lo tanto carne fresca. Quién manda a otras, como Eileen, a tener relaciones enfermas. Quién las manda a ser groseras y abusar verbalmente a su victimario. Dejen así, callen y no salgan a la calle. Ah, y denuncien, porque si no, es que es mentira.

Más bien preguntémonos cómo es posible, por ejemplo, que salga un artículo en revista de entretenimiento diciendo que Maluma no entiende por qué lo critican y lo tildan de machista. Lo que él escoge exponer de sí mismo, con lo que se ha hecho un nombre y con lo que gana mucho dinero, son canciones que, según él, no tienen que ver con su verdadera personalidad. Él, como Juan Luis, es otra persona y su madre sufre mucho con las críticas que le hacen. Las cosas que se oyen, o se leen.

Alejandro, el de Eileen, no entiende cómo es que no debía pegarle de esa manera a su novia, si ella era quien lo provocaba. A Maluma lo provocan cuatro babies y él qué culpa tiene de no saber para dónde coger y encima hace una canción sobre ellas.

Para terminar con broche de oro esta semana que comienza, en esta ciudad se celebrará otra vez una primera feria del libro con un lunar que muchas no comprendemos. Se anuncia la presentación del “legado” de una escritora barranquillera que aún espera desde la tumba que se reconozca su legado y que entre su obra al canon literario tan masculino que se maneja en Colombia.

Y, ¿quién hablará sobre ella? Pues su ex marido, con quien tuvo problemas y quien, como es sabido por toda la muy pequeña comunidad académica que estudia su obra, no deja publicar su última novela, pues tiene de alguna manera (que no cabe aquí develar), control sobre los derechos de esta autora.

¡Las cosas que se oyen, las cosas que se ven!