Ocho fueron los matrimonios de la actriz Elizabeth Taylor fallecida en 2011. Un récord casi imbatible. Pero no, la diva fue superada por la reciente y novena boda entre Julio Comesaña y Junior. Un número único en su especie porque la pareja es la misma, algo casi paranormal. Cuando el tema es Junior, las respuestas de los lectores casi quintuplican a las de todas las encuestas en línea de este periódico. ¿De acuerdo con la salida de Luis F. Suárez ? Respuestas: 2.693. Sí: 58%, No: 42%. ¿De acuerdo con el regreso de Julio A. Comesaña? Respuestas: 2.864. Sí: 59%, No: 41%. Es la polaridad perfecta, contundente.

En las nueve ocasiones, es lo propio, la propuesta vino del equipo. No tiene nada de malo que sean esas o incluso, más las veces, solo que los aficionados no se acostumbran a esos cambios bruscos de dirección. Como cualquier producto exitoso, la fuerza de la marca del equipo son los resultados y son indispensables si se quiere tener una gran hinchada, es “el pegamento”. Por eso, cuando hay un nuevo técnico, para el caso es un padrastro al que si acaso llegan a conocer, por supuesto, menos a querer, los aficionados reaccionan con vehemencia, como si defendieran la castidad del equipo. ¿Cómo lo hacen? Dejan de ir al estadio. Los seguidores prefieren idilios estables; por eso, cuando Comesaña se va, surge una sensación de orfandad que medio se diluye con la llegada de un nuevo técnico lleno de pergaminos y charreteras. Eso no entusiasma porque saben que habrá luto, y que Julio no demorará en regresar. Unos días después de su reciente entronización, todo sigue normal, como si nunca se hubiera ido.

El mejor recuerdo que tengo del ‘León del Junior’, apodo cariñoso que le duró un tiempo, se lo ganó Comesaña con sudor y sangre en uno de esos partidos legendarios en el Romelio Martínez. El rival era Millonarios; Alejandro Brand, su figura estelar, lo golpeó en la cara y, a pesar de la herida, Julio terminó el partido mientras su nariz y boca sangraban. Con ese acto de pundonor y entrega ejemplar se ganó el corazón de los barranquilleros. Pero lo que lo convirtió casi en leyenda fue su dedicación más allá del deber cuando se hizo público que iba a entrenar en sus ratos libres. Mejor dicho, todos querían, queríamos ser un poquito como él.

Regados estos almíbares, ¿por qué es tan volátil la relación entre Junior y Comesaña? El presidente del club, Antonio Char, dijo sobre la salida del director técnico Luis Fernando Suárez: “nosotros (directivos o dueños) nos limitamos a lo que ocurre en las presentaciones del equipo y hay inconformismo por el rendimiento visto, no se compadece con la nómina que tiene el Junior”. Mi lectura de lo anterior es que “dejan al técnico hacer su trabajo”. ¿Entonces?

Nos es fácil ser “técnicos del lunes” después de los resultados, o pretendernos “directivos de tertulia esquinera”; no hay duda de que asistimos al principio de un proyecto de largo plazo que se materializará por substracción de materia, es decir, acá no vendrá un nuevo técnico por un rato largo. De lo que sí podemos estar seguros, ojalá no, es que el desfile será ahora de jugadores, no tengan duda.

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