En 1921, el presidente Marco Fidel Suarez llamó a Barranquilla “El pórtico dorado de la República”. En 1936, el presidente Alfonso López Pumarejo inauguró y cruzó las Bocas de Ceniza, y al llegar a lo que era el Terminal Marítimo señaló: “Barranquilla es, desde ahora, puerto de mar”. Diez años después, Mariano Ospina Pérez la llamó “Puerto de oro de Colombia”, pero al final, por propios y extraños terminó siendo con mucha razón, la “Puerta de oro”, tal como hoy se llama el Centro de Eventos del Caribe.
El próximo 3 de agosto, el recinto ferial del Centro de Eventos –el más grande del país después del pabellón principal de Corferias– abrirá sus puertas, para que por ellas entre toda la magia del Caribe y todos los impactos positivos que, según Fundesarrollo, se producirán por su operación del 2012 al 2024: generación de 27.752 empleos; valor agregado a la economía del Atlántico por $2,26 billones y una tasa interna de retorno positiva por impuestos adicionales generados por ese valor agregado.
Puerta de Oro-Centro de Convenciones y Eventos del Caribe es la obra más importante y grande que se está desarrollando en la ciudad en un área de 8,5 hectáreas, que persigue articular el carácter caribe e internacional de Barranquilla con el medio ambiente y una infraestructura de vanguardia. De seguro aportará con creces a la competitividad de todo el Atlántico, ya que nos conectará efectivamente con el mundo; complementará el desarrollo inmobiliario, turístico y hotelero local y, por fin, los barrios Siape y San Salvador sentirán que, además de la alcaldía, hay alguien interesado en su recuperación socio-económica.
La ciudad, que no contaba con un lugar adecuado para ferias, eventos y espectáculos como las grandes urbes del mundo, tendrá, a partir del próximo mes, un área con una capacidad para 16.000 personas. En su recinto ferial se proyecta atraer a más de 600.000 asistentes, que concurrirán a las más de 40 ferias y eventos que se realizarán en sus instalaciones con el apoyo de Corferias.
Un malecón turístico de 18.000 m² –uno más– le brindará a Barranquilla otro encuentro con nuestro querido río Magdalena, que será también la compañía de los habitantes del hotel, oficinas, comercio y de las primeras viviendas que se construirán en ese lugar, al lado del río de la paz.
Ante noticias negativas que se originan por todo tipo de dudas y supuestas improvisaciones en torno a obras como la doble calzada Ciénaga–Barranquilla y la Vía de la Prosperidad; los boquetes en los tajamares, el bajo calado en nuestro canal navegable que requiere un dragado urgente por parte de Navelena, los pocos avances en las obras del Canal del Dique, el paro camionero, el contrasentido de que los presos siguen libres y la respuesta con portazos a la paz por los amantes de la guerra, resulta sano, saludable y refrescante estar ad portas de que la próxima feria de Sabor Barranquilla, bajo el lema ‘Aquí se cocina en paz’, se realice en el segundo pabellón de ferias más grande de Colombia.
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