Se nos acerca una grave crisis ambiental provocada por el Cambio Climático, que sumado a la deforestación y a la reducción de la biodiversidad, pronostica un futuro invivible para nuestros descendientes. Así lo advierten los científicos que trabajan con la ONU, que llaman la atención sobre el insuficiente apoyo de las 200 naciones que se comprometieron a reducir los gases de efecto invernadero en la reunión COP24 de París en el 2015.
Actualmente las concentraciones de estos gases que causan el calentamiento global han subido a máximos históricos y se espera que aumente la temperatura del planeta por encima de los 1,5° C, que fue la meta acordada en París. Pero no se han desarrollado las estrategias para reducir el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O), lo que nos lleva a pensar en un futuro invivible. Es de esperar que en la próxima reunión de naciones (COP25) que se realizará ahora en diciembre, en Madrid, España, los países participantes y los científicos reconozcan el futuro que nos espera para el 2030 y acuerden compromisos obligantes e irreversibles. Recordemos que el logro de las metas de reducción de CO2 se relaciona (en la mayoría de los casos) con el funcionamiento permanente de plantas eléctricas y con los automóviles que usan combustibles fósiles, grandes productores de estos gases y, además, el ganado vacuno y ciertas labores agrícolas responsables del CH4 y el N2O.
Si recordamos el origen o la fuente del CO2 y el N2O, veremos que se necesitan cambios rotundos en las actividades de nosotros los humanos: El primer grupo de generadores de gases lo constituyen los motores de combustión interna a base de hidrocarburos que actualmente hacen mover a la mayoría de los automotores, además de las máquinas generadoras de electricidad en todo el mundo, que en total emiten el 46% del CO2 contaminante.
Pensemos también en el ganado vacuno, que nos suministran carnes y leches. Además,la posibilidad de sustituir totalmente los automóviles (a base de combustibles) por automóviles eléctricos no es tan inmediata en la mayoría de las ciudades del mundo; así como también la sustitución de grandes plantas eléctricas por sistemas/placas de energía solar y eólica. Y lo mismo puede decirse de la carne de res reemplazada por proteína vegetal. Los que conocemos las ciencias químicas abrigamos la esperanza de que los científicos conocedores de esta problemática puedan descubrir métodos eficientes de secuestración química del CO2 y del CH4, y así podremos continuar con nuestros automóviles. Manuel Rodríguez Becerra (valioso ambientalista), en su libro “Nuestro Planeta, Nuestro Futuro”, insiste en la búsqueda de soluciones prácticas, diciendo que es posible entender los alcances de esta crisis y cómo llegamos a ella, pero que también podemos descubrir cómo enfrentarla y el rol que en ese desafío juegan los individuos,las comunidades.los empresarios y los gobiernos. Se trata de una lucha que es de todos y que compromete nuestro presente, nuestro futuro y el de las generaciones venideras. “El cambio climático apremia”, concluye acertadamente EL HERALDO, en su editorial del pasado 28 de noviembre.
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