Hay diferentes maneras de plantear un problema y otras tantas para obtener resultados, pero dependiendo de la naturaleza del primero y de la forma en que se presente, la mayoría de las veces, el camino para obtener el segundo se restringe, complica y dificulta.

La Región Caribe tiene muchísimas dificultades sociales, económicas y de infraestructura que no han sido abordadas de manera colectiva. Gran parte de ellas subsisten porque hemos confiado en que hay unos destinatarios encargados de resolverlas. Lo cierto es que los resultados no aparecen.

El camino fácil de “plantear” un problema por las redes sociales o bloqueando calles, causando asonadas u otras tantas vías de hecho, cercanas a restringir el derecho de los demás, han sido protagonistas en muchas oportunidades. Quienes padecen las dificultades han dejado las soluciones en manos de los citados destinatarios, cuyas soluciones dejan mucho que desear.

Hasta el pasado jueves, esta situación caracterizaba el problema del servicio de energía en la Costa. Sin embargo, la forma en que se abordó el discriminatorio caso de los precios del gas en esta Región ha enseñado que se deben buscar otros caminos, más allá de la quejadera, con razón o sin ella, pero sin ninguna estructura que permita soluciones.

Estudiar y comprender el problema del gas y de la energía en términos académicos, técnicos, legales y empresariales que nos habilitara para sentarnos en una mesa –no solo a tomar tinto– frente a quienes toda la vida, sin nosotros los costeños, lo han manejado y decidido, no es precisamente lo más fácil. Además, unir el esfuerzo de la administración pública ante las necesidades regionales y trabajar en conjunto con el sector privado era una meta inalcanzable cuando tal necesidad se planteaba.

Como todo en la vida se transforma, y cada momento trae retos, el 25 de octubre de 2015 la Región Caribe eligió mandatarios que entendieron que debían hacer algo más que ser receptores del clamor de la gente o portadores de sus quejas y reclamos frente a un servicio de energía deficiente y unos precios de gas discriminatorios y anticompetitivos.

Alejandro Char y Eduardo Verano así lo entendieron y convocaron a un grupo de profesionales de sus administraciones, y a otros del sector privado, para que, más allá de estructurar una queja, destruyeran los mitos y las afirmaciones que justificaban la existencia de dichas dificultades. El objetivo era claro: señalar un camino que permitiera obtener resultados.

Ante el consenso de los demás mandatarios costeños, Char y Verano asumieron el liderazgo para plantear las soluciones ante las más altas instancias del Gobierno Nacional, que frente al escenario planteado para discutir propuestas, evaluar situaciones y encontrar soluciones ha dicho presente.

Con este nuevo estilo en el orden del día, que exige más trabajo para obtener resultados, hoy la Región Caribe, en un trabajo conjunto público-privado liderado por Char y Verano, obtuvo el apoyo –una vez más– del presidente Juan Manuel Santos. Su compromiso público es que antes de que termine su mandato debemos tener –ojalá mucho antes– un servicio de energía eficiente, oportuno y confiable, así como precios del gas que garanticen la competitividad del Caribe.

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