Cuando la caja se aprieta. Todo puede pasar. Alguna importante firma constructora local se acogió a la ley preventiva de las quiebras. Los pagos de las carteras a recaudar por compras y servicios, se escucha que están demorados, queja extendida. Asimismo, los entes financieros están teniendo que hacer grandes reservas contra sus utilidades contables. El estado central también reprogramó sin bulla y a tiempo, algunas deudas con vencimientos cercanos. Emitió nuevos títulos de deuda a 30 años y con el producido canceló oportunamente lo que se le estaba venciendo. El estado goza ahora de una posición más cómoda para sus obras. Antes daba un porcentaje del dinero como anticipo, lo cual abría el abanico a más proponentes, ahora las firmas contratistas deben financiarse con su caja, acompañada con créditos bancarios seguramente, los que los consigan. El estado contratante paga contra obra recibida. Los grandes contratistas son dinamizadores del comercio, la industria y el empleo regionales, con sus compras y pagos. Una gran firma congelada, puede desatar un efecto dominó sobre su entorno regional. Esperemos a que los actores alcancen un satisfactorio acuerdo que conduzca la normalización de las operaciones, para tranquilidad de todo el entorno de negocios y numeroso empleo directo e indirecto, que generan estos grandes contratistas a su alrededor.
Ya no somos aftosos. El ministro de Agricultura, Andrés Valencia, dio parte de una extendida vacunación a casi 29 millones de reses por parte Fedegan, el encargado de hacerlo. Sin embargo, hay mercados a los que todavía no hemos obtenido el permiso de entrada, EEUU por ejemplo, pero el ministro que fue representante de la Federación Nacional de Cafeteros en el Asia, conoce ese mundo y gestiona con Indonesia y China abrirlo sus mercados para la carne. Conviene controlar rígidamente el contrabando de reses que pueden introducirse desde Venezuela sin vacunación, pero si sus hospitales tienen escasez de medicinas ¿Qué se espera para las ampolletas antiaftosa?
Cartagena y Mompox, out. Lo que se está celebrando es el Bicentenario de la Batalla de Boyacá, que no es lo mismo que la Independencia nacional como algunos interesados en algunas obras públicas desinforman para justificación de las mismas. A la heroica Cartagena y a Mompox las excluyeron de la obras por definir. El 10 de octubre del año próximo se debe conmemorar el Bicentenario de la Independencia nacional, la de “verdá verdá”. Ese día sí se materializó nuestra independencia del reino de España. El Almirante riohachero José Prudencio Padilla había sorprendido, abordado y sometido con sus mulatos a la Armada Real en la Bahía de Cartagena, en la noche de San Juan, repitiendo la hazaña de la Batalla del Lago de Maracaibo. En tierra, el general venezolano Mariano Montilla obtenía la rendición de la guarnición de la Plaza Fuerte. Desde allí, el escapado Virrey Sámano y la Real Audiencia intentaban gobernar medio país, todavía afecto a Fernando VII. Montilla y Padilla los perdonaron a cambio del juramento de irse y jamás volver. El almirante se encargó de embarcarlos y conducirlos hasta La Habana, en los mismos barcos de los derrotados, y regresó con esa flota, como botín de guerra. La Batalla de Boyacá fue importantísima porque logró el abandono de Santa Fe por el poder virreinal y su fuga a Cartagena. El principio del fin de la dominación española se dio con el embarque del Virrey Sámano, los oidores y su restos militares hacia Cuba, cuando se obtuvo la Independencia definitiva de la Nueva Granada, precisó el investigador histórico Gustavo Bell ex vicepresidente de Colombia ante el público convocado por la ONG “Por Amor a Barranquilla”, en el Club ABC. Para Bogotá, Boyacá, Meta, Casanare y Arauca se anunciaron unas ofertas de obras públicas conmemorativas. A Bolívar por Cartagena y Mompox ¿qué le van a prometer? Si el gobernador, Dumek Turbay, y el presidente del Senado, Lidio García, no se mueven y gestionan, ni una “macuquina”de la colección de la Casa de Moneda “in memoriam”, les van a mandar.