Se puede pensar que nuestras horas de ocio, si es que las tenemos, no necesariamente tienen que ser tiempo perdido. El concepto acuñado por los griegos, sugiere que en momentos de descanso los grandes genios han tenido grandes ideas o grandes creaciones. Por el contrario, el ocio mal entendido puede llevarnos a un lado oscuro. Hay que tener cuidado en cómo debemos gastar el tiempo y en cómo debemos explotarlo de la mejor manera posible.

El uso de este se ha convertido en valor universal, en una necesidad de la gente de muchos países y de todos los estratos socioeconómicos para alcanzar una vida plena.

Obvio que para tener el placer del ocio, la flojera y todos los beneficios que estos implican, deben cubrirse unas necesidades básicas, como son: el alimento, la vivienda y la paz mental, entre otros.

De acuerdo con estudios hechos por psicólogos, la falta de actividad constante o de una tarea que involucre todos los sentidos produce estados de ánimo que terminan en estrés, desconfianza y conflictos que fomentan una sensación de estar siempre con un ritmo productivo bajo, alimentado de resentimientos que llevan a estar murmurando, juzgando al prójimo, calumniándolo y craneando “faenas” no siempre buenas para la gente.

¿Qué hará Islandia que ocupa el primer puesto en cuanto a adolescentes con un estilo de vida saludable?

Los habitantes de este país, durante los últimos 20 años, han reducido radicalmente el consumo de tabaco, drogas y bebidas alcohólicas, a través de la educación y obviamente con recursos para educar.

Sin tirármelas de psicólogo, pienso que mientras más ocupados y entretenidos estemos –y sobre todo los jóvenes en este mundo cada vez más lleno de “no tengo tiempo” o “estoy aburrido”– menos chance habrá para reinventar las cosas malas.

Para que el ocio no sea la madre de todos los vicios, abuela del desenfoque y tía de las actividades improductivas, hay que dejar de gastar tiempo en bobadas, invertirlo sin quejas y hacer lo que esté al alcance, bajándose de la nube de la ociosidad para resolver problemas que a diario surgen.

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