El largo conflicto independentista en Cataluña es muy complejo porque tiene un sinfín de actores que a menudo cambia de posiciones. Es difícil de comprender incluso para los que vivimos en España y seguimos el tema de cerca. Por eso, en los medios internacionales nos vemos obligados a simplificar en cierta medida a fin de facilitar una mayor comprensión de lo que está ocurriendo a quienes están lejos. Normalmente, se habla de “los separatistas catalanes” como si fuera un bloque homogéneo y unido. Pero en realidad el campo de los independentistas consiste en hasta tres partidos políticos con representación parlamentaria y diversas organizaciones civiles que interactúan para avanzar en su gran sueño común de crear una república catalana.

Ahora los dos grandes familias tradicionales de la política independentista catalana acaban de romper una relación que chirriaba desde hace tiempo. El presidente de Cataluña, Quim Torra, de Junts per Catalunya (JxC), anunció el miércoles el fin del gobierno de coalición con Esquerra Republicana (ERC) y la próxima convocatorio de elecciones anticipadas. El detonante de la ruptura fue la decisión del presidente del parlamento catalán, Roger Torrent de ERC, de obedecer a los tribunales y retirarle la condición de parlamentario a Torra por incumplir una orden de quitar símbolos independentistas de la sede de Gobierno durante la última campaña electoral.

En el fondo, lo que se está librando es una lucha de poder entre Junts per Catalunya, heredera de la conservadora CiU que gobernó Cataluña la mayor parte del tiempo desde el fin de la dictadura, y ERC. Ambos persiguen diferentes estrategias para conseguir la anhelada independencia. JxC y su líder, el autoexiliado expresidente catalán Carles Puigdemont, apuestan por la confrontación máxima con las instituciones del Estado español, mientras que ERC ha dado un giro y ahora opta por el diálogo con el gobierno central para buscar una solución política a lo que es un conflicto político. Los republicanos reconocen que no se puede imponer la independencia a la fuerza a la otra mitad de catalanes que está en contra de una separación de España.

ERC logró un acuerdo con el presidente Pedro Sánchez para establecer una mesa de negociaciones con el Ejecutivo catalán del que forma parte. A cambio facilitaron la elección del socialista en el parlamento nacional. Sánchez mantiene su cita con Torra el próximo jueves en Barcelona. Pero el futuro de este proceso está en el aire ahora que los partidos catalanes se han enzarzado en una feroz campaña electoral. El gobierno de coalición de los socialistas de Sánchez y la izquierda de Unidas Podemos necesitar los votos de los diputados de ERC en Madrid, entre otras cosas, para pasar los presupuestos.

En este sentido, el adelanto electoral en Cataluña podría ser una oportunidad. Si gana ERC podría gobernar con los socialistas y Podemos en Barcelona, lo cual seguramente facilitaría el proceso político para solucionar el conflicto.

@thiloschafer