Grandes muestras de civismo y un excelente comportamiento vivimos los asistentes a la celebración de la Lectura del Bando y Coronación de los reyes del Carnaval de la 44, que se llevó a cabo la noche del 27 de enero, y que culminó sin incidentes en materia de seguridad, demostrando, una vez más, que en el Atlántico podemos desarrollar en paz grandes eventos que promueven la cultura y el turismo, cuando los ciudadanos y la fuerza pública contribuyen al mismo propósito.

En contraste, es preocupante saber que, solo 2 días después, Barranquilla fue escenario de otro hecho violento que cobró la vida de 4 personas y dejó heridas a 6 más, mientras veían un partido del Junior en una típica tienda de barrio. Este suceso demostró la fragilidad de nuestra seguridad y que la violencia es un flagelo galopante que afecta a nuestras comunidades y pone en peligro la vida e integridad de inocentes, incluso en medio de celebraciones deportivas o culturales como las del Pre Carnaval y el venidero Carnaval de Barranquilla 2023.

Como Rey Momo del Carnaval de la 44, me ocupa que se pueda garantizar la alegría y tranquilidad de los asistentes a los desfiles y demás eventos de nuestra fiesta. Un Carnaval seguro no es solo el de los palcos privados; es también el de los barrios y los desfiles por las calles de Barranquilla, su Área Metropolitana y municipios del Atlántico. No se puede pretender el disfrute desde el popular bordillo, si se tiene miedo de estar en él. Es necesario y urgente devolver a todos los ciudadanos la confianza de poder disfrutar tranquilos en sus barrios, si queremos impulsar y vivir un Carnaval de todos y para todos.

El creciente número de homicidios, 10.47% en 2022, más que en el 2021, uno de los años más violentos en los últimos 4, según las mediciones, atracos y extorsiones, me inquieta sobre manera, pues la violencia amenaza a nuestras familias y desdibuja la percepción de ese Atlántico pacífico y tranquilo en el que hemos convivido propios y visitantes. Me niego a aceptar que en “Curramba, la Bella” perdamos la tranquilidad al caminar por las calles, o departir con amigos en cualquier esquina. Mucho menos en tiempos de disfrute masivo de nuestra cultura y nuestras raíces.

Por eso, como gestor social y cultural, insto a unir esfuerzos entre ciudadanos, autoridades locales y nacionales para encontrar soluciones de largo plazo, que aborden las raíces del problema y desarrollen estrategias para hacer frente a la criminalidad y garantizar la seguridad de todos los atlanticenses y de quienes nos visiten durante la mayor fiesta cultural de Colombia.

Es clave aprender de iniciativas exitosas como la impulsada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y su plataforma Red Ciudades, junto a la Alcaldía de Medellín, que logró transformar el famoso sector de La Comuna 13 (con profundo trabajo con la comunidad, capacitación y oportunidades de trabajo para los jóvenes) en un destino turístico mundial, alejando de la memoria de sus habitantes los fantasmas de la violencia de finales de los 80.

Debemos aprovechar modelos como este y trabajar juntos, si queremos ver un cambio real en nuestro tejido social, y que la violencia no vuelva a poner de luto a nuestra comunidad.

*Líder, Innovador, Emprendedor, gestor cultural y Triatleta.