En el año 2010, mi amigo Ernesto McCausland Sojo (Q.E.P.D.), editor de EL HERALDO en ese entonces, amablemente me llamó para que colaborara periódicamente con una columna que abordara temas de salud. Ernesto me pidió que en esa columna, además de expresar mi opinión sobre los diferentes aspectos de dicha temática, empoderara a la comunidad lectora con información práctica que le pudiera servir para conocer su derecho a la salud y así mejorar tanto el acceso como el uso efectivo de los servicios que requiriese.
Durante todos estos años he tratado de cumplir con ese mensaje que fue muy claro y preciso, el cual acepté gratamente y con el que estuve perfectamente identificado desde esa conversación con Ernesto. Así las cosas, de manera semanal y luego quincenal, sostuve ininterrumpidamente mi columna en este diario, tratando de ser una posibilidad permanente de ilustración de la nueva normatividad en salud que se expedía desde los niveles nacional y territorial, y que debía ser conocida de manera práctica por los ciudadanos para poderla comprender, pero además utilizarla en defensa del derecho a su salud.
De igual forma y cumpliendo con los lineamientos del Código de Ética entregado de manera posterior a los columnistas, esta vez con la dirección de Marco Schwartz, expresé con absoluta libertad de opinión mis pareceres sobre los diferentes tópicos de este sensible tema, como es el sistema de salud colombiano, su inacabable crisis institucional, la difícil interacción de los actores que en él intervienen, el padecimiento administrativo –además del físico– que viven los usuarios, la falta de compromiso de algunos gobiernos para darle solución a las problemáticas sectoriales, así como de algunos funcionarios y actores específicos para atender oportunamente casos puntuales con nombre y apellido de pacientes a quienes el sistema les había fallado en sus expectativas de atención en salud.
Humildemente creo que la bandera de la defensa al derecho a la salud de los habitantes de esta nación siempre estuvo presente en todo el tiempo que EL HERALDO me permitió compartir con esta comunidad lectora mis escritos a lo largo de todos estos años.
Como la gran mayoría ya ha conocido, he aceptado hace unos días la designación que con deferencia me ha hecho el gobernador del Atlántico, Eduardo Verano de la Rosa, para liderar el proceso de recuperación del hospital de todos: el Hospital Universitario CARI ESE. Esa tarea, que es un auténtico reto y un propósito de todos, debe permitir –mediante un plan de desarrollo progresivo– la reactivación de este centro hospitalario de carácter público como cabeza de referencia regional en salud mental y servicios médico-asistenciales de alta complejidad, tanto ambulatorios como hospitalarios, así como diagnósticos y terapéuticos.
Por ese nuevo compromiso asumido, debo hoy despedirme de los amables lectores, agradeciéndole a esta casa editorial la maravillosa oportunidad de poder compartir durante todos estos años mi opinión, pero también por haberle permitido a muchos lectores el beneficio de haber recibido información que les ayudó a defender su derecho a la salud, así como obviamente debo también agradecer a todos los fieles lectores que generó mi columna a lo largo de este tiempo.
Por todo lo anterior, gracias y hasta luego.
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@ulahybelpez