Siempre me ha gustado la poesía, aunque me duela hoy reconocer que últimamente la he abandonado, la he dejado al rezago.

Tengo la sensación de que no solamente ha sido mi caso. Considero que muchos igualmente han dejado a un lado este bello género de la literatura universal, dicen que para dedicarnos a lo que llamamos cotidianamente lo real y lo fuerte. Expertos coinciden en que la poesía actualmente ha perdido difusión y presencia editorial, al parecer sumida, estamos lejos de tener la posibilidad con bellas letras de continuar vigentes y explorar sin límites por el máximo sentir.

Y es que retornar apasionadamente a la poesía, para mí es como experimentar las olas de nuestros mares, que con su movimiento al son de la brisa y las condiciones climáticas, vemos cómo se van y se alejan por su propia decisión y no pudiendo retenerlas, de pronto aparecen de nuevo con la misma grandeza de manera maravillosa, con más fuerza y tono, como un milagro del creador.

¿Qué sería del amor sin estar en muchos paisajes expresado de manera creativa, limpia, libre y audaz al vaivén de la poesía? Este sentimiento profundo lleno de lealtad, se ha convertido a través de los tiempos en la mano derecha del género que hizo inmortal entre otros a: José Martí, Gabriela Mistral, César Vallejo, Jorge Luis Borges, Miguel Ángel Asturias, Pablo Neruda, Eduardo Carranza, Mario Benedetti, solo para mencionar a estos colosos que arrancaron lágrimas y emociones sin fin y aún ahora, siguen llegando al alma de millones de lectores y seguidores.

La poesía alcanza su cumbre con valor y éxtasis, cuando el lector descubre que el autor ha expresado lo que él siente, que logra encarnar de manera mágica su fibra sentimental, pasional y todavía va más allá. Para críticos y expertos de las letras, es quizás el género que logra naturalmente abordar diferentes y contrastadas aristas en lo íntimo, lo político y lo social.

Estoy seguro, que en tiempos borrascosos como los que vivimos hoy en día, harán que más pronto de lo que imaginamos volvamos a tener a la poesía en todo su esplendor expuesta en importantes vitrinas y escenarios de lujo. Ese clamor de los corazones por expresar con profunda delicadeza sus dolores y emociones, no soporta más el encierro y está vivo para aflorar al mejor postor para que llene de alegría y placer al que lo necesita y le regale sin ninguna retribución el reflejo infinito del amor expresado en palabras que salva vidas y llena de nostalgias, de lágrimas y felicidad.

Como el compromiso no es solo del alma, para que la poesía rescate su presencia editorial, es bueno recordar como la Unesco, durante su décimo tercera 30ª Conferencia General en París en 1999, adoptó el 21 de marzo como fecha de celebración del Día Mundial de la Poesía.

Por ello, este domingo 21 de marzo los invito a que estén por unos momentos inmersos en la poesía, sumergidos con el corazón y ¿por qué no en la imaginación, recobrando sentimiento y devolviéndole a este género literario el lugar que le corresponde, muy dentro de nosotros mismos?