La celebración del 31 de cctubre, de la llamada noche de los niños, menos nuestra por tradición, cuando mundialmente es conocida como “La noche de Halloween”, considero hay que mantenerla como fuente de amor a la vida, cargado de recuerdos, de anécdotas y fantasías que expresan: Inocencia, integración, creatividad, solidaridad y confianza en los demás, acompañado todo por el grito en coro de alegría. Persisto con anhelo de esperanza que el festejo en nuestro país y la región, hoy, debe ser más del sentir nuestro.
CNN en español, en un artículo afirma: La palabra Halloween (Víspera de Todos los Santos), proviene de un antiguo festival pagano celebrado por los celtas hace más de 2.000 años llamado Samhain. Este tuvo origen en el Reino Unido, Irlanda y el noroeste de Francia. El mismo escrito, incluye con fuente de la Federación Nacional de Minoristas, un estudio en donde se establece que para este año, el 65% de los estadounidenses celebrará esta fecha o participarán en actividades de Halloween. El 66% de esos consumidores regalarán dulces, el 52% planea decorar sus hogares y el 44% tallará una calabaza. Se espera que el gasto total en 2021 rebase los US10.000 millones, y el consumidor promedio gastaría US102.74 en decoraciones, dulces, disfraces y más.CNN concluye que: spiderman, princesa, batman, u otro superhéroe y bruja serán los disfraces preferidos por los niños, mientras en los adultos: bruja, vampiro, fantasma, gato y pirata. Y hasta las mascotas están incluidas en las preferencias con motivos de: Calabaza, Perro Caliente, Superhéroe/ gato.
El verdadero valor de la noche del 31 de cctubre posee una importancia impredecible, enriquece el deseo, la imaginación sin límites, y la sana inspiración de nuestros pequeños, que es la que debe manejar la identidad de la fiesta donde ellos son los verdaderos protagonistas. Los adultos, poco a poco, hemos querido tomarnos como propia la celebración desconociendo cada vez más el brillo de nuestros niños, debemos tener claro que esta fecha es de ellos, para ellos, obviamente con el cuidado y aplauso unánime de los mayores.
Debo destacar como bello ejemplo, a pocos kilómetros de mi Barranquilla más precisamente en Cartagena, a los niños de “Ángeles Somos” quienes celebran a su forma y de manera particular, aunque se afirma retomando una tradición originada en España, cuando el Papa Bonifacio IV trasladó el día de los santos al primero de noviembre. Y consiste en que un grupo de niños y adultos, se reúnen desde la mañana de ese día, con cánticos empiezan a ir de casa en casa en los distintos barrios de la ciudad, con olla en mano, recolectando en lugar de dulces, alimentos para hacer el popular sancocho con el que van a almorzar todos a mediodía.
Recordemos que nuestros héroes son los niños, no el personaje del disfraz que representan, motivado en la mayoría de los casos por los gustos de los padres. O por la moda que entorpece, limita y coarta la inspiración sin límites de los pequeños.
Festejemos esta fiesta con responsabilidad y los protocolos necesarios por la crisis de salud pública que todavía atravesamos y dejemos deslumbrar a los niños.