En Semana Santa, Según El Ministerio de transporte en Colombia, en el 2021 se movilizaron 7.631.690 vehículos por las vías del país, se presentaron 754 siniestros viales y eso que hubo una reducción del 25% en comparación a años anteriores. El Ministerio también informó que acompañó a 1’886.370 personas que se movilizaron por las 49 terminales de transporte terrestre.

En movilización aérea en el 2021 solo Bogotá alcanzó 485.447 pasajeros. Según la Asociación Colombiana de Agencias de Viajes y Turismo –Anato, el 2021 fue satisfactorio, a pesar que solo se logró entre un 25% y 30% si se le compara con el 2019. Todo en la coyuntura del huracán de pandemia y procesos de vacunación. Y esto no es solo en Colombia, también en muchos otros países que acogen este periodo de la Semana Mayor. La movilización por tradición ha sido masiva, según las fuentes del medio El Economista.es en España el volumen de reservas registrado hasta el momento para Semana Santa implica un incremento del 450% con respecto a 2021.

Cuando hay reactivación económica y más en época de emergencia sanitaria en el planeta, pues no queda más que aplaudir; pero me llena de tristeza que los millones de viajeros de Semana Santa en un porcentaje importante y cada vez más grande, van solo a las llamadas rumbas de esparcimiento, de tragos de más y a veces de enloquecerse apartándose de la realidad. La pregunta que sumerge el espíritu es ¿En dónde queda el valor esencial de esta pausa en el trabajo por tradición católica conocida como la semana mayor?

Reza en muchos escritos que la Semana Santa es la celebración de la Pasión de Cristo y capítulos históricos como la última cena, la muerte y resurrección, desde el jueves santo hasta el domingo de pascua, se convierten entre otros, en motivos sagrados para una agenda litúrgica intensa, por parte de la cristiandad. Pero todo esto hoy en día se diluye cómo el agua entre los dedos.

¿Por qué no hacer un ejercicio de rescatar la fe durante estos días? Se ha dejado desvanecer junto a la esperanza, tratar de refrendar lo que se nos está perdiendo. El compromiso es de cada uno de nosotros desde nuestros hogares, con nuestros hijos y la familia entera.

En un acto moral de responsabilidad y de verdadera reflexión, no hay espacio diferente para aflorar y engrandecer, no hay tiempo que perder para entregarle nuevamente a la Semana Santa el sentido y el respeto que se merece.

Desde el Papa Francisco, la iglesia entera realiza grandes esfuerzos divulgando y aprovechando los medios modernos de comunicación, para recordar invitando al mundo católico que ésta época es perfecta para regresar a la oración con toda su fuerza y matizar nuestras vidas con lo verdaderamente importante.

Para sobrellevar la vida, lo mejor es apuntarle a la búsqueda del rescate de nuestros espíritus y renovarnos interiormente. Es una actitud por encima de todo sana y necesaria hoy más que nunca. Un camino correcto también para la juventud, para brillar de otra manera dejando a un lado lo cotidiano y haciendo una pausa frente a lo mundano, lo trivial y tomar una actitud de sembrar por uno mismo y por los demás.

Comience entonces por preguntarse ¿Qué tan santa es su Semana Santa?