Pienso cada vez y con mayor frecuencia que lo mejor de nuestro país también es su gente. A pesar de los vientos huracanados y las grietas sociales que estamos viviendo enmarcadas en episodios en donde nos vemos a veces atemorizados y sin salida.

Estoy seguro, que a cada uno de los colombianos nos trasnocha, no solamente el presente y futuro de la nación, sino como nos imaginamos a ese país que soñamos. Lo cierto es que nuestra otra gran realidad es que Colombia desde donde se mire es un país de sueños, privilegiado, bello y para muchos, único.

La manera de ser de los colombianos no es comprensible en algunos momentos, somos excesivamente folklóricos al definir de muchos, y expresamos felicidad y entusiasmo, pero de pronto nos volvemos rabiosos o agresivos sin límite, algunos nos definen como tramposos, para otros titánicos y luchadores sin tregua, emblemáticos, geniales y creativos. Nuestro Nobel de literatura Gabriel Garcia Márquez en uno de sus pasajes definió en el “informe de los sabios” en 1994 la manera de ser de los colombianos: “la creatividad, una arrasadora determinación de ascenso personal y una astucia casi sobrenatural”.

A pesar de todas las circunstancias e historias increíbles que nos enaltecen o que nos frustran y dan vergüenza, insisto, no es difícil enamorarse de Colombia, se conocen casos de muchos viajeros extranjeros que han llegado por diversas circunstancias a visitar nuestros campos y ciudades y no regresan a sus países natales, se afincan y siembran aquí una esperanza y crean su familia y hogar, como se dice popularmente se ponen la camiseta de la bandera nacional con honor y se convierten prácticamente en embajadores. Otros buscan la nacionalidad colombiana sin importarles que en sus países de origen posean desarrollo y garantías para construirse profesionalmente y personalmente. A extraños les asombra, como dice nuestro Nobel “la astucia casi sobrenatural del ser colombiano” Y quieren quedarse aquí.

Muy seguramente para muchos de mis lectores estoy sobrepasándome de optimismo pero lo sigo afirmando sin temor alguno, nuestro país tiene magia. La historia, la música, la comida, la variedad de climas, la geografía abrumadora, la arquitectura de pueblos y ciudades, nuestros deportistas, artistas, científicos, artesanos, mujeres colombianas que nacieron con el deseo de hacer las cosas mejor a como las hacemos nosotros los hombres y en medio de sus luchas logran alcanzar sus objetivos, y así podría enumerar un listado interminable de seres humanos orgullosamente colombianos que se destacan, se les reconoce, brillan aquí y allá.

En muchas ocasiones estando en el exterior nos encontramos que en lenguas extranjeras hay expresiones grandes y positivas sobre Colombia, algo que nosotros mismos tristemente no reconocemos al interior del país, no sabemos lo que potencialmente tenemos y por ello en casos frecuentes la maltratamos y porque no, la bofeteamos. En medio de la crisis, tenemos todo para ser un mejor país si Dios quiere. Aporto mi granito de arena para contribuir en ese objetivo y es la responsabilidad de cada uno de nosotros entregar con grandeza algo de sí. Es mejor ser positivo que no serlo. Es cierto al país hay que organizarlo y entre todos lo podemos lograr. Hay que sacar brío con orgullo nacional. Vivir una verdadera fiesta democrática en paz y libertad este 29 de mayo.