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Innegablemente que uno de los grandes avances tecnológicos de los últimos tiempos en materia de comunicaciones han sido las computadoras y la telefonía celular. Esta última ha racionalizado en forma muy rápida y eficaz la comunicación entre los seres humanos en desarrollo de diversas actividades, muy satisfactorias, positivas y agradables en su gran mayoría, pero desgraciadamente desastrosa cuando de realizar actos terroristas, robos, atracos y asesinatos se trata.

Especialmente queremos referirnos esta vez a los posibles efectos que la telefonía celular puede producir en los seres humanos. Tema muy controversial que actualmente es materia de investigación y debates por parte de prestigiosas entidades como la Organización Mundial de la Salud, instituciones científicas y universitarias de los Estados Unidos, Japón y Europa.

Comenzando por posibles efectos que la cercanía a las antenas de telefonía celular pueden producir en las personas, podemos mencionar los siguientes síntomas: dolor de espalda y hombros, dolor muscular, en articulaciones, dolor en los huesos y columna, dolor en los senos en las mujeres y testículos en los hombres, espasmos musculares y dolor de cabeza, por lo que se ha recomendado su instalación a una distancia mínima de 300 metros de residencias, escuelas y colegios.

También son motivo de preocupación e investigación científica los efectos electromagnéticos de los celulares en las diferentes partes del organismo como son cefalea, alteraciones de la memoria, insomnio, ansiedad y elevación de la presión arterial y neurinoma acústico en niños (tumor benigno de oído).

No hemos encontrado informes sobre efectos en mujeres embarazadas. En el aspecto inmunológico se ha descrito un efecto supresor que podría relacionarse con leucemia, linfomas, cánceres de colon, hígado y mamas, sin tener suficiente comprobación científica al respecto.

Otro de los riesgos para la salud propia y para los demás resulta como consecuencia de hablar por celular mientras se maneja, costumbre muy arraigada en los conductores. Un estudio publicado en la prestigiosa revista médica New England Journal of Medicine llegó a la conclusión que usar el celular mientras se conducía cuadruplicaba el riesgo de accidentalidad, siendo casi tan peligroso como manejar en estado de embriaguez.

Sin criterio alarmista hemos expuesto las anteriores consideraciones que nos invitan a mantenernos más informados de los efectos de la celularmanía que invade cotidianamente a nuestros desprevenidos usuarios, y que impone una serie de medidas gubernamentales para la reducción a radiaciones por parte de los fabricantes de equipos y del público en general, solicitando la reducción de la duración de llamadas, acatar las restricciones del uso de celulares que puedan causar interferencias en aviones, marcapasos y audífonos, al igual que en las unidades de cuidados intensivos en los hospitales.

Santiago De la Hoz Cantillo
M.D.
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