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La estructura de una empresa debe responder a una estrategia. Esta realidad no es nueva y fue presentada en el año 1962 por Alfred Chandler en su libro Estructura y Estrategia.

Ante esta realidad, resulta interesante preguntar lo siguiente: ¿Las estructuras organizacionales de las empresas son producto de las necesidades gerenciales, administrativas, de los clientes o incluso geográficas? ¿Existen en las empresas personas a quienes se les asignaron roles importantes más como consecuencia de sus cualidades y características que de las necesidades reales y estratégicas?

Diseñar el modelo de operación de una compañía y su estructura organizacional no se limita a definir un organigrama que contenga las funciones corporativas tradicionales relacionadas con las áreas financiera, de recursos humanos, comercial, de operaciones, entre otras.

Por el contrario, el análisis para alinearse a la estrategia parte en la vía opuesta, y es desde el entendimiento profundo de la razón de ser de la compañía y de las metas trazadas a corto, mediano y largo plazo.