Barranquilla es una ciudad que debe su importancia a su ubicación geográfica, una ubicación que la ha privilegiado durante años, al encontrarse bañaba por el río Magdalena, la corriente de agua más importante del país, pero además, por su cercanía al mar Caribe.
Esa importancia se remonta a siglos atrás. Según la historia, a orillas de la ciénaga existía una pequeña población que durante 200 años vivió sin autoridades de ninguna especie, ni siquiera religiosa —ya que el territorio fue declarado parroquia en 1854—, lo que dejaba entrever el grado de tolerancia que se vivía en aquella época.
En aquella localidad, sus habitantes se caracterizaban por ser personas artesanas y comerciantes que convivían en un espacio urbano que contaba con apenas algunas cuadras desordenadas, casas de chozas de paja y cabañas que recibían el nombre de caserío condicionado como punto de embarque en 1626, el tiempo en que la Corona Española le adjudico estos terrenos a Don Nicolás De Barros, quien creó la hacienda 'San Nicolás' y por ser tan pequeña le llamó 'Barrancas o Barranquilla de San Nicolás'.
En palabras del sociólogo y prehistoriador Osmín Vargas Gallardo, 'en la ciudad nunca hubo fundación sino un poblamiento espontaneo', y el 7 de abril de 1813, se leyó el decreto expedido por Manuel Rodríguez el gobernador de Cartagena, mediante el cual se declara a la capital del Caribe como villa.
Después de aquel nombramiento, según el historiador, la capital del Atlántico quedó en manos del ejército español que mantenía continuos enfrentamiento con los ciudadanos, lo que ocasionaba muertes constantemente.
Años más tarde, en 1821, la Villa de Barranquilla logra tener como su primer Alcalde a Agustín Del Valle y fue con el que se adecuó el viejo cuartel como primera edificación de la alcaldía ubicada en el Paseo Bolívar. Y, ya en octubre de 1857, el territorio es ascendido a la categoría de Ciudad.