La mayoría de los jóvenes en algún momento de la vida han experimentado una situación cercana con el bullying, ya sea como agresor, víctima o testigo de este fenómeno que no solo se da en los colegios.
Para Olga Hoyos, directora del departamento de Psicología de la Universidad del Norte, esta situación se pensaba que ocurría entre escolares y que iría desapareciendo. Pero, las evidencias han demostrado que el bullying también se da en el contexto laboral y universitario.
'En la universidad la víctima está más vulnerable dado a que los padres y los adultos del entorno consideran que son mayores y que este tipo de situaciones no se presentarán o que si se presentan los estudiantes deben ser capaces de resolverlas por si solos', afirma la psicóloga.
Lorena Cudris, psicóloga e investigadora, señala que esta problemática psicosocial que se da en los escenarios académicos adquiere nuevas formas de expresión, pues más que un acoso en términos físicos se presenta en forma de intimidación como un ejercicio de abuso del poder que se ejerce por medio de críticas destructivas, burlas elaboradas y bromas. Incluso, este fenómeno hoy también se vive a través de los medios tecnológicos y es conocido como ciberbullying.
Agresor
Aunque no hay un perfil específico para identificar a los victimarios si existen algunas características claves que los pueden poner en evidencia.
'La falta de empatía, nos hace tener cuidado frente a los que la presentan ya que normalmente tienden a tener mayor tolerancia a la agresión, son sujetos que no se conduelen con el daño del otro, son indiferentes ante las necesidades de los demás, tienden a ser maltratadores de animales, no ven nada positivo en otras personas, generalmente son criticones y no asumen ninguna responsabilidad frente a los hechos', señala Hoyos.
Cudris explica que el acosador suele presentar un temperamento agresivo e impulsivo, capaces de lastimar y afectar la integridad de los demás, buscando poder, liderazgo y llamar la atención de los que están a su alrededor.
'Los alumnos agresores suelen tener ansiedad, una gran facilidad para provocar a los demás y falta de autocontrol, les cuesta acatar las normas establecidas y no suelen ser tímidos ni retraídos', agrega.
Inírida Avendaño, también psicóloga y coordinadora del Observatorio Convivencia y Paz de la Universidad de la Costa, considera que el victimario tiene falta de culpa, dificultades en su contexto familiar y relaciones parentales conflictivas donde se resalta la violencia. Además, es irreverente, altivo y carece de escucha.
Víctima
El perfil del acosado suele ser más sencillo de identificar. De acuerdo a lo expuesto por las expertas la persona que sufre bullying tiende a ser más débil que su agresor y este se aprovecha de ello para conseguir más poder o en su defecto para divertirse o divertir a los demás.
'Los acosadores reconocen a las víctimas porque estas se caracterizan por ser personas débiles, muchas veces con baja autoestima, por lo general carentes de afecto y tímidas. En el interior del aula están expuesta a burlas, golpes, chantajes, humillaciones, amenazas, agresiones de todo tipo, rechazo y a la intimidación repetitiva por parte del grupo', dice Cudris.
Para Avendaño, el agresor observa la debilidad de la víctima e inicia su hostigamiento y el acosado tiende a asumir una posición de pasividad o ser silencioso frente a los demás, pero en su intimidad descarga su dolor, tristeza y enojo.
'Usualmente realiza escritos los cuales son evidencias que deja a la vista de sus familiares como medio informativo de lo que está sucediendo', recalca para alertar a los padres.
A veces reconocer cuando un estudiante está atravesando por una situación de acoso no es una tarea fácil.
No obstante, algunas de las victimas pueden expresar diversas actitudes tales como bajo desempeño académico, cambios emocionales y de comportamiento, aislamiento, tristeza, irritabilidad, poco acercamiento con sus compañeros y enfermedades somáticas como dolor de cabeza e indigestión que expresa sentir con el propósito de no asistir a clases.
