Tras un año de ese proceso de formación, son muchos los aprendizajes que estos pequeños han tenido, no solo entonando canciones y tocando instrumentos, sino en el desarrollo de valores para la vida.
'La música tiene un poder de transformación en el individuo (…) Los niños que tenemos hoy en día en Boquerón no son los mismos niños que empezamos a formar', dice el profesor Kevin Mendoza, quien ha estado desde un principio al mando de la educación musical de los pequeños integrantes del Coro Voces de la Esperanza.
Entre flautas, placas, e instrumentos de percusión, los niños han pasado por toda una transformación individual, como lo asegura Mendoza: 'El trabajo de Batuta ha hecho que estos niños se enamoren cada vez más del arte hasta el punto de que en la parte de comportamiento y académica han mejorado muy satisfactoriamente'.
De hecho, esto ha sido reconocido por los profesores de la escuela de Boquerón, quienes han visto cambios en los niños, teniendo en cuenta que antes muchos de ellos presentaban actitudes agresivas y su rendimiento académico era deficiente.
De acuerdo con Camilo Puche, gerente Regional Norte de la Fundación Nacional Batuta, el Coro Voces de la Esperanza surgió como una iniciativa de la Fundación para hacer visibles las historias de los niños, contadas por ellos mismos, sobre todo para los pequeños que viven en contextos de conflicto en Colombia.
Dentro del proceso artístico, las vivencias y sueños de los niños se convierten en insumos para canciones. En Boquerón, los pequeños ya han escrito dos canciones en las que plasman todo su sentir, como lo han dejado ver en cada una de sus presentaciones. 'Los niños hacen unas reflexiones sobre su entorno, sobre sus realidades de vida a través de este proceso de creación de canciones. Más allá de lo musical, hay un trasfondo de autorreconocimiento y de reflexión', explica Puche.
De igual manera, el impacto positivo del programa se puede apreciar en las familias boqueroneras que han visto cómo sus hijos se interesan por cultivar la sensibilidad de la música y ocupar el tiempo libre en actividades de provecho. En ese sentido, los padres han demostrado mayor interés en el proceso formativo de sus hijos, y se han preocupado por que vayan a las clases; mientras que los niños que antes eran muy tímidos y se la pasaban viendo televisión, ahora se emocionan por asistir a los talleres y ensayos para interactuar con amigos. Tanto maestros como padres coinciden en agradecer al Grupo Prodeco por traer este convenio a su comunidad.
Según Pilar Zabala, jefe Corporativo de Comunidades de la empresa minera, esto es gracias a que el Coro Voces de la Esperanza cuenta con toda la experticia de Batuta y el trabajo dedicado de los profesionales del área de Comunidades de Prodeco, quienes pensaron en cómo innovar en las estrategias de formación y desarrollo para beneficio de los habitantes del territorio.
Zabala manifiesta que el éxito del programa se debe a la estrategia de acompañamiento psicosocial, en la que se hace un fuerte trabajo en valores y se abordan problemáticas de riesgo para niños, niñas y adolescentes. 'El programa llegó en muy buen momento y la comunidad en general ha respondido, no solo los niños, sino también los padres que acompañan', dice.
El Coro Voces de la Esperanza de Boquerón hace parte de la estrategia de 'Desarrollo del capital social', que es uno de los pilares de inversión social del Grupo Prodeco, a través del cual se fortalecen capacidades de la sociedad civil de las comunidades del área de influencia de las operaciones mineras y portuarias junto a otras estrategias como los Grupos de Educación Ambiental -GEA, que involucran a estudiantes de colegios oficiales o los Proyectos Ciudadanos de Educación Ambiental -PROCEDA, en los que participan adultos, por mencionar algunas.
Para Pilar Zabala, esta es una manera de formar una sociedad con una visión diferente, poniendo en diálogo las necesidades de las familias y las comunidades educativas de dichas áreas.
¿Qué viene para el Coro?
'En este momento los niños están pasando por un proceso en el que cada obra que se les ponga la digieren más fácil, ya se han apropiado de todos los elementos básicos (…) están en un muy buen proceso', explica el profesor Kevin Mendoza.
Quienes han podido escuchar a los pequeños músicos en diferentes eventos en La Jagua de Ibirico, han notado cómo interpretan piezas de mayor complejidad, con más instrumentos y de diferentes géneros musicales.
Es por eso que, desde el Grupo Prodeco, ya hay garantizados recursos para seguir con el Coro por un segundo año en Boquerón (el convenio empezó en el primer trimestre de 2017) y un segundo año en Estados Unidos, corregimiento de Becerril, donde el programa empezó hace unos meses con otros 70 niños.
Durante el mes de diciembre, Voces de la Esperanza ofrecerá más presentaciones en diferentes escenarios locales y habrá un concierto especial de fin de año.