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El Departamento del Atlántico cuenta con un volumen cercano a los 454.577.500 m3 de agua representada en ciénagas y pantanos. La cobertura total de los cuerpos de agua corresponde a 21.697 hectáreas, que se pueden agrupar en tres grandes subzonas hidrográficas: la vertiente occidental del río Magdalena, el Canal del Dique y los arroyos directos al Mar Caribe, representando esto el hábitat natural de especies de fauna silvestre importantes para la región.

Así lo reporta de forma oficial el Ideam, que relaciona los cuerpos de agua del Atlántico como la Ciénaga de Mallorquín, Ciénaga de los Manatíes, el Embalse del Guájaro, Ciénaga de Tocagua, Ciénaga de Malambo, Ciénaga de Convento, Ciénaga Luisa, Ciénaga Sanaguare y La Poza.

Según la Corporación Autónoma Regional del Atlántico, CRA, estos humedales han venido presentando importantes cambios a través del tiempo. En ese sentido, se estima que el Guájaro redujo su espejo de agua hasta las 14.000 hectáreas aproximadamente, teniendo en cuenta la pérdida de capacidad de almacenamiento por sedimentación y la invasión de la ronda hídrica por parte de las poblaciones vecinas.

El Embalse del Guájaro se encuentra definido como ecorregión estratégica y a su vez, es considerado como el segundo embalse más importante por su extensión y productividad, dentro de los de su tipo en el país según la FAO, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.

Por otro lado, entre el año 1980 y 2010 se perdió casi la mitad de la Ciénaga de Mallorquín, aproximadamente unas 650 hectáreas que equivalen al 43.18%, erosionándose las anteplayas, la barra de arena y algunos importantes parches de manglares. El retroceso de la línea de costa fue del orden de los 2.200 metros desde la posición cartografiada para 1980 con respecto a la expresión del año 2010.

En lo referente a la Ciénaga Grande de Malambo, la CRA advierte que este cuerpo hídrico presenta una fuerte sobrecarga de materia orgánica producida por los abundantes vertimientos de aguas residuales domésticas crudas que recibe y por la construcción de terraplenes sobre sus únicas vías de intercambio de aguas (caño Hondo y caño Tortuga).

Según la CRA, a pesar de estos deterioros en los cuerpos hídricos del Atlántico, se han venido efectuando esfuerzos significativos en la planificación y administración del recurso que se evidencia en la implementación del Plan de Ordenamiento del Recurso Hídrico, la definición y acotamiento de la ronda hídrica y el establecimiento del Plan de Manejo de Manglares, instrumentos determinantes en la restauración de la cuenca que permita a mediano y largo plazo la recuperación completa de este importante ecosistema.

En ese sentido se puede hacer referencia al Lago del Cisne, que según la entidad ha sido objeto de un importante proceso de recuperación a raíz de la sequía presentada en la región en 2014 en donde se subsidia actualmente con agua proveniente del arroyo León, tratada con organismos para reducir la carga orgánica y microbiológica.

Iván León Luna, docente de la Universidad del Atlántico y experto en oceanología y contaminación por materiales pesados, señala que, 'un problema grave se presenta en la Ciénaga de Mallorquín, que sufre por la contaminación orgánica y por materiales pesados (…) este es el resultado que se ha mostrado en los estudios que hemos realizado para analizar la calidad del agua en estos puntos'.

Este mismo pensamiento lo comparte Osvaldo del Cantillo, presidente de la Sociedad de Ingenieros del Atlántico, quien señala que si no se toman acciones pronto, en el futuro será más difícil corregir esas fallas que se han venido presentando a través de los años en del departamento y que han llevado al deterioro de las lagunas por la contaminación a raíz del vertimiento de aguas residuales.

Pie de foto: Vista general del estado en que se encuentra la Ciénaga de Mallorquín, en el departamento del Atlántico.