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¿Y qué es accountability? Es un término que por lo general las organizaciones visionarias poseen en su léxico de trabajo. No es posible mantener el éxito sin contar con accountability

De la mano de Amrop Top Management, encontramos que el diccionario webster lo define de la siguiente manera: Es la cualidad o el estado de ser accountable. Es la obligación o la voluntad de aceptar la responsabilidad por las acciones llevadas a cabo.

Fácil leerlo y decirlo. Otra cosa es ponerlo en práctica en beneficio de la organización para la cual trabajamos en un momento determinado y es también otra cosa poder integrarlo en líderes orientados al logro del éxito.

Para ser accountable o para tener accountability, es necesario sentir 'propiedad' sobre las actividades o proyectos asignados y contar con los recursos necesarios para ejecutarlos. Así, cuando algo empieza a salir mal, se entra en 'modo solución' con un alto grado de compromiso y ante todo, no se responsabiliza al ambiente externo y no se culpa a otros, entendiendo que hay cosas que se pueden realizar para cambiar el resultado final.

Cuando se asume la responsabilidad de esta manera, dejamos de ser víctimas y nos convertimos en líderes.

Veamos un ejemplo de accountability: Armando Galarraga es un pitcher para los Tigres de Detroit y el pasado 2 de Junio de este año estuvo a un out de completar un juego perfecto en su carrera profesional. Para que entendamos la importancia de ello, es necesario saber que desde el año 1.900 se han jugado hasta hoy 181.921 partidos de baseball profesional en Estados Unidos pero como en cada juego hay dos pitchers (el del equipo local y el del equipo visitante) entonces tenemos que multiplicar esa cifra por dos: Es decir 363.842 partidos de baseball. O lo que es lo mismo, 363.842 oportunidades.

Y en toda esa cantidad de partidos/oportunidades, solo han ocurrido 20 juegos perfectos. Es decir más o menos ocurre 1 cada 18 mil 192 juegos; así de importante y de raro es un juego perfecto.

¿Qué sucedió? – Durante el último out, el árbitro Jim Joyce decretó que el corredor estaba safe (a salvo), terminando así con todas las posibilidades del juego perfecto de Galarraga.

En los camerinos al término del juego, el árbitro vio en una repetición de televisión que su decisión no era acertada y que el corredor estaba realmente out durante el juego. Al caer en cuenta de ello, fue al camerino de Galarraga y le pidió disculpas por haber tomado una mala decisión. Eso es una acción enmarcada dentro de accountability.

Pasándolo a nuestro contexto colombiano, algo parecido sucedió en un campeonato de fútbol. En Septiembre de 2015 se jugaba el clásico de la costa entre Junior de Barranquilla y Uniautónoma. Junior perdía el partido y el árbitro pitó penalti a favor de Junior; acto seguido Roberto Ovelar, delantero de Junior, inmerso en la jugada, le dice al árbitro que no hubo penal.

¡Qué gesto! ¡Qué ejemplo! ¡Cuán extraño es ver eso! En este caso, Ovelar ejecutó su accountability en medio de un deporte que nos muestra exceso de engaños en pos de un resultado.

Así de importante y de clave es.

Sobre este tema, Verónica Duarte, Socia de Amrop Top Management, asegura: 'Las personas que se consideran líderes son las que ejercen su accountability. Y esta característica no sólo es beneficiosa para las organizaciones, también para los procesos y para los logros de las empresas. En la medida que el líder accountable ofrezca su ejemplo a los colaboradores y lo haga de manera justa y generalizada, ante los diferentes casos del día a día, es posible crear en el mediano plazo una cultura en la que cada profesional se apropia tanto de sus responsabilidades como de sus actos y soluciones'.