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Por: Zarhin Sofía Porto González.

     Aurelio Antonio Pérez Villalba.

Primero debo decir cómo el COVID-19, ha cambiado al planeta, pues no es un secreto que gracias al aislamiento al que nos hemos visto obligados a cumplir para preservar nuestra vida y la de muchos; los índices de contaminación han bajado significativamente, teniendo en cuenta que son menos las personas que se movilizan en sus vehículos. Por otro lado, debido a que las actividades turísticas están suspendidas, el planeta recobra su vida en este tiempo, reflejándose en playas más limpias, aire más puro, naturaleza más llena de color, en fin, es como un respiro para la misma tierra en la que vivimos y a la que no hemos dado el valor que se merece y que hoy día, pareciera reclamarnos por ello.

Este nuevo virus, declarado a nivel mundial como una pandemia, nos ha obligado a cambiar nuestra forma de vida, hábitos y hasta nuestra forma de pensar: Hemos aprendido a hacer pausas activas para desacelerar el ritmo afanado que traíamos a diario, a apreciar los pequeños detalles y gestos, a disfrutar la compañía de nuestros seres queridos, a quienes ya casi ni mirábamos a los ojos porque el tiempo en casa era tan poco para ello, a recuperar algunos juegos tradicionales y a encontrar mucha diversión en algo tan sencillo como mirar hacia el cielo de noche y descubrir las figuras que forman las nubes, entonar canciones bajo la luz de la luna, contar las estrellas… En fin, a apreciar lo simple y natural.

De igual manera, hemos aprendido a pensar más en nuestro prójimo, a ponernos en sus zapatos y a sentir su necesidad, lo que nos ha permitido desprendernos de nuestras comodidades y compartir de lo que tenemos aportando nuestro granito de arena, que, aunque siendo poco, para otros pudiera representar un salvavidas en estos momentos de angustia y desesperación.

Impacto en la educación y demás áreas de la vida.

Los impactos no solo se han visto reflejados en el ambiente familiar sino también en el económico, pues se ha evidenciado un aumento en el valor de alimentos básicos de la canasta familiar, productos de aseo y bienestar, disminuyendo el poder adquisitivo en los hogares.

En el sector de la educación, a pesar de no estar preparados, la implementación de las nuevas tecnologías en un 100% del tiempo, ha sido un reto que logró transformar el aprendizaje. Esto implica mayor responsabilidad y disciplina por parte de los estudiantes a la hora de dar cumplimiento a las actividades.

Y que decir de lo laboral, para nadie es un secreto que Colombia es un país en el que el trabajo en casa se aplica en su mínima expresión, aunque algunas ciudades grandes han iniciado con este proceso, nos falta mucho todavía. Por ello, las empresas tuvieron que reinventarse y utilizar las plataformas digitales, es decir, en medio de todo, esto es algo positivo, pues si lo miramos desde una óptica sana, las organizaciones ahorran servicios públicos, sus trabajadores aumentan su productividad y están contribuyendo con el medio ambiente.

En el nivel de salud las universidades y los profesionales de la salud se solidarizaron con los hospitales del país creando jabones, máquinas respiratorias y donando utensilios que estos tenían o que crearon para ser utilizados por personal médico o personas en general que lo necesitaran.

En lo religioso, las iglesias no dejan de congregarse, aun cuando no lo hacen de manera presencial, sí lo hacen a través de conexiones por internet por canales de youtube, cuentas de Facebook o instagram con el fin de que las personas puedan escuchar la palabra que Dios tiene para nosotros haciendo y llamando la atención de personas que no se congregaban y de otras que se habían alejado, pero estas volvieron a clamar al mismo Dios porque saben que de él viene la salvación, la provisión y tranquilidad.

En conclusión, el COVID-19 ha causado la muerte de muchas personas y a pesar de estos episodios dolorosos, miles de enfermos casi al borde la muerte, discriminación, críticas, hambre y escasez, ha dejado un cambio positivo en la humanidad, en primer lugar porque ha vuelto a buscar el primer amor que es DIOS, esto ha generado cambios en el pensamiento y en las actitudes del ser humano, ase más empático con el prójimo, por ejemplo y a dejar a un lado la indiferencia. Igualmente, se ha depurado el aire, limpiando la atmósfera, haciendo que los animales se paseen alegres y tranquilamente en los diferentes hábitats.