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La vistosa franja verde en la parte superior de la bandera de Sucre no está puesta en vano. El departamento le hace honor al color de la esperanza porque en cada una de sus cinco subregiones, Mojana, Montes de María, Golfo de Morrosquillo, Sabanas y San Jorge, la naturaleza es reina y señora.

El ser un departamento poco industrializado no ha sido del todo un aspecto negativo para Sucre, eso le ha permitido gozar de un ambiente en el que se respira un aire más sano, y no los nubarrones que obligan a regular la movilidad en otras partes del país. Y la parálisis de la actividad humana a causa de la pandemia oxigenó muchas zonas, como las playas del Golfo de Morrosquillo, los ríos y ciénagas, donde solo hasta hace unos días se reactivó la navegación habitual y el turismo.

Consciente de sus riquezas en los cuatro puntos cardinales, ¿qué ha hecho el departamento mariscal para preservarlas? La respuesta se resume en acciones que, aunque pocas, son de gran significado para una tierra que define su inventario natural como 'un tesoro de belleza sin igual' 'que 'tiene un paraíso en el hechizo de sus praderas', tal como dice su himno.

Protección oficial

A comienzos de 2020, la Asamblea de Sucre aprobó la ordenanza 004, que constituyó el Sistema Departamental de Áreas Protegidas de Sucre (Sidap), una iniciativa de conservación de los ecosistemas. La ordenanza organiza las acciones de diferentes entidades en pro del medio ambiente, algo clave para Sucre, que, al tener humedales, bosque seco, bosque húmedo, manglares y estuarios, posee el 6.4% de las áreas protegidas de la región Caribe, es decir, 321.403 hectáreas.

Sucre cuenta con 13 áreas priorizadas en el Sidap, entre las que están el santuario de flora y fauna El Corchal El Mono Hernández, el ecosistema de manglar y lagunar Ciénaga de la Caimanera, el sistema manglárico del sector de Boca de Guacamaya, el ecosistema de Sabanas Abiertas y Arbustivas y Sistemas Asociados, en el municipio de Galeras; la serranía de Coraza y Montes de María, el Bosque de Santa Inés, el complejo cenagoso de la depresión momposina, entre otras.

El Sidap podrá incluir todas las zonas que considere de interés y para ello tienen asiento en el comité directivo y técnico la Gobernación de Sucre, Carsucre, Corpomojana, la dirección territorial de Parques Naturales Nacional, Sirap Caribe, la Universidad de Sucre, cuatro alcaldes de la jurisdicción de Carsucre y cuatro de la jurisdicción de Corpomojana.

Economía y ecología

El cuidado del medio ambiente pasa también por iniciativas privadas que han incorporado a su actividad comercial prácticas verdes que están en permanente aplicación. El Parque Comercial Guacarí, el más moderno de Sucre hasta el momento, es más que un enclave de cemento en una zona verde. La edificación fue pensada para la convivencia entre lo natural y lo artificial, con prioridad para lo primero. Para adentrarse en las prácticas sostenibles del establecimiento basta con ir a los sótanos y ver el sistema de aprovechamiento de aguas lluvias que permite consumir un 36% menos de agua que un sistema hidrosanitario tradicional. Las aguas lluvias son almacenadas en cinco tanques que suman 250 mil litros y que también reducen el consumo de agua potable en un 46% adicional. El excedente de aguas lluvias es liberado cuidadosamente para mantener el ciclo hidrológico 'tal como estaba antes de la ocupación del Parque Comercial'.

En cuanto a residuos sólidos, esta compañía cuenta con una unidad técnica de almacenamiento de residuos donde acopia y separa los desechos. El plástico, vidrio, cartón, papel, entre otros, son compactados y entregados al operador de aseo para su disposición final de manera más adecuada.

Otro aspecto interesante de la empresa es que, al estar en un terreno rodeado de ecosistemas, optó por construir un vivero para la reproducción del 70% de las especies existentes en el lugar. Pero el aire puro no solo proviene de las plantas, durante la pandemia es de los pocos sitios en Sucre que puede mantener una ventilación artificial cómoda porque cuenta con un sistema que filtra y purifica el aire reutilizado. Este se enfría y nuevamente circula. El sistema, según Guacarí, es único en Colombia.

Y se hizo la luz

En Sucre existen, aunque parezca increíble en este siglo, tres comunidades que, de la mano de una práctica limpia, vieron en 2020 la energía eléctrica por primera vez: El Tesoro, Los Números y Chaparral, en el municipio de Ovejas. La diferencia es que los pobladores no necesitan de la invasiva infraestructura tradicional, pues son de los primeros en el departamento en beneficiarse, con la inversión de regalías administradas por el Ocad Paz 2019, de la energía solar mediante sistemas fotovoltaicos individuales. Quinientas personas, 75 familias y una inversión de $1.500.000.000 resumen el impacto de este proyecto. No fue solo energía eléctrica para estas tres poblaciones que vuelven a brillar tras la oscuridad del conflicto armado, también llegó con la energía una forma de estar comunicadas con el mundo exterior.

Avanzar hacia iniciativas limpias en el departamento también ha implicado prescindir de costumbres y materiales que eran muy recurrentes en eventos públicos masivos o en actividades que se pagan con recursos públicos. A comienzos de 2020 la Asamblea de Sucre prohibió, en la ordenanza 006 de 2020, la compra de plástico de un solo uso no biodegradable y el poliestireno expandido (icopor) en sus procesos de contratación y de las entidades descentralizadas y filiales, así como en la Asamblea Departamental.

Por eso ya no se pueden usar platos, botellas, cubiertos, vasos, bandejas, pitillos, mezcladores y recipientes para para llevar alimentos de consumo inmediato.