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La pandemia nos hizo tener un tiempo de introspección y reflexión que como consumidores de bienes raíces nos llevó fijar nuestra mirada en proyectos privados campestres y/o naturales alejados de la ciudad.

La conciencia que trajo la pandemia nos reveló la necesidad de buscar la comodidad y dejar lo práctico. En adelante, el consumidor post Covid no pensará en lo común y repetitivo, sino que se inclinará indudablemente por la construcción de un modelo propio, hecho de acuerdo a sus necesidades y estilo de vida. La meta será tener un refugio de desconexión, un Santuario de tranquilidad y paz, lejos de la sobrepoblación y las ciudades de cemento, que, según expertos, son focos de contaminación auditiva, visual y respiratoria.

NUEVO HÁBITAT, NUEVOS HÁBITOS

Ahora, después del Covid, toma mayor importancia la tendencia de hábitos y preferencias inmobiliarias con consciencia medioambiental. En Barranquilla, por ejemplo, la compra de segundo hogar que venía en crecimiento en el 2019, con la pandemia paso a ser una inversión de primera vivienda. Gracias a las facilidades de condominios como El Santuario, que cuentan con todos los servicios, muchas familias vivieron y trabajaron -durante al año 2020 y se quedaron- desde un lugar rodeado de naturaleza y quietud, lejos del ruido y el caos.