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El mundo sería un mejor lugar si todos tuviéramos más tolerancia con el diferente, con el de otro país, con el de otra cultura, con el que habla otro idioma, con el que viste distinto o con el que tiene otras capacidades.

Así lo afirma la psicóloga Liliana Arias señalando que en numerosas ocasiones nuestra tolerancia acaba donde termina nuestra educación, nuestro conocimiento, nuestra zona de confort y ahí empieza el miedo que no nos deja aceptar lo que no entendemos o lo que nos parece diferente. Un miedo que se transforma en rechazo y en muchas ocasiones, en crítica o ataque, incluso a los colectivos más vulnerables.

La tolerancia implica respeto, empatía y solidaridad. Supone ser flexible, saber escuchar, saber observar y aceptar la diferencia como parte normal de nuestra vida, todos somos diferentes y ahí está la riqueza en este mundo, en su diversidad.

En la declaración de Principios sobre la Tolerancia se destaca que en un mundo globalizado como el actual, la tolerancia adquiere, si cabe un papel más protagonista, siendo su principal medio de implementación, la educación. Además, se subraya la necesidad de que exista un marco legal que la avale, así como acciones locales y una toma de conciencia individual.

DESDE EL AULA

El docente debe ser tolerante para promover la tolerancia. Padres profesores y sociedad son el espejo donde los niños se miran. Sus acciones y sus reacciones, su prejuicios y miedos son en muchas ocasiones, reflejo de lo que han visto o han vivido en los distintos contextos en los que se mueven.

En el aula el ejemplo es clave y se pueden utilizar diferentes dinámicas y recursos que servirán para favorecer el desarrollo de esa tolerancia entre los estudiantes.

• Se pueden usar las paredes de modo constructivo dando espacio a la diversidad con murales, posters, mapas, imágenes o dibujos.

• Presentarles imágenes evocadoras para poder hablar sobre ellas y sobre lo que representan.

• Jugar con las denominadas imágenes de percepción para hacerles conscientes de que siempre pueden existir diferentes puntos de vista, ninguno más válido que el otro.

• Hacer reflexionar sobre el valor de la palabra cómo la lengua, el lenguaje no verbal o el modo de expresarse pueden suponer un foco de conflicto o e falta de respeto.

• Ayudarles a comprender la compleja actualidad en la que se encuentran inmersos pudiendo ver y analizar periódicos, telediarios o noticias de última hora.

• Plantear actividades a partir de cuentos relacionados con la tolerancia.

• Decidir entre todos las normas de convivencia para la clase.

DESDE CASA

La familia además de ser un modelo a seguir puede animar a los niños a:

• Escuchar a los demás con una mente abierta, intentando comprender su postura y ponerse en su lugar.

• Respetar las ideas diferentes que no coinciden con las tuyas.

• Entender que las opiniones son relativas y discutibles y que no se tiene la verdad absoluta.

• Ser capaces de expresar el punto de vista propio sin herir los sentimientos de los demás.

• No burlarse de las diferencias.

• Aprender a jugar en equipo sabiendo perder y ganar con humildad y sin humillaciones.

• Ser consciente de que ser diferente no te hace mejor ni peor que el resto de personas, solo único y especial.

• Adaptarse al ritmo y a las capacidades del resto de compañeros, valorando positivamente sus competencias, habilidades y talentos individuales.