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Cuando en cualquier lugar del mundo se escucha hablar de la música de acordeón, de inmediato se asocia a las fabulosas tierras del Cacique Upar, un valle ubicado entre la Sierra Nevada y la Serranía del Perijá, en el que se marcó la historia de una cultura centenaria, en el que la mezcla del tambor africano (caja), la guacharaca indígena y el acordeón europeo, produjeron una mezcla indescifrable de proporciones jamás soñadas que con el paso del tiempo ha venido a marcar no solo a una región del Caribe, sino a todo el país.

El vallenato tal como se conoce hoy en día es la mayor riqueza cultural de los nacidos en el departamento del Cesar y desde esferas gubernamentales y diferentes instituciones, se han venido desarrollando acciones tendientes no solo a conservarla, sino a impulsarla y fomentarla.

El Cesar es un departamento donde los sentidos siempre giran en torno a la música de acordeón, presente desde el primer momento en que cualquier persona se asoma por las estribaciones de la Sierra y se adentra en esos pueblitos mágicos, elevados a la categoría de leyenda por juglares que por décadas han hecho de este folclor un verdadero patrimonio de Colombia.

En este departamento, desde que nacen las personas se dice que ya traen algún don para ejecutar un instrumento, para cantar o para componer melodías y letras poéticas de una realidad sencilla y cotidiana, en la que se destaca el amor, la amistad, la familia y el paisaje despampanante que se renueva con cada mañana.

Esa cultura fue duramente golpeada por los confinamientos y las medidas que se adoptaron en todo el país a raíz de la pandemia de la Covid 19 y todas sus consecuencias.

Fueron meses largos en los que las notas melodiosas y las parrandas quedaron relegadas a la triste realidad que se le impuso a la sociedad y con ello el sustento de cientos de familias que de su arte musical derivan el sustento diario, haciendo que la economía se viera duramente afectada.

De hecho, se cree que por cuenta de las medidas restrictivas se perdieron cerca de 60 mil empleos solamente en Valledupar, una cifra que se ha venido recuperando paulatinamente, proceso en el que el desarrollo cultural ha jugado un papel fundamental.

La pandemia supuso un reto para el que ninguno estaba preparado, mucho menos una economía, que, para muchos es frágil, pero con un crecimiento constante como la era la cesarense, según dice José Luis Urón Márquez, presidente ejecutivo de la Cámara de Comercio de Valledupar.

El gobierno formuló nuevas propuestas económicas, entre ellas la economía naranja, que después de cuestionamientos y retos se consolidó como una fuente de desarrollo para la nación y allí el Cesar se ha consolidado por su riqueza cultural, generadora de desarrollo y posibilidades económicas para las personas.

El departamento del Cesar ha demostrado, en medio de la adversidad, poseer los recursos humanos y económicos para afirmarse y en épocas difíciles, resurgir como una verdadera región fuente de empleo y desarrollo.

Grandes esfuerzos se han realizado en el Cesar para el apoyo a las empresas del sector cultural, que han visto el renacer de sus actividades que les ha llevado a tener una mejora significativa en su perspectiva de recuperación durante el segundo semestre de este año.

No solo es la música, son también actividades como las artesanías, los servicios al turismo, la gastronomía y otros de diversa índole, los que están retomando el optimismo que se había visto afectado por los sucesos del 2020.

En articulación con las secretarías de cultura de los diferentes municipios, corregimientos y veredas del Cesar la Gobernación ha fortalecido los proyectos y protocolos para reactivar los festivales y ferias de las distintas manifestaciones culturales presentes en el territorio, en la medida que el panorama de vacunación contra la Covid 19 lo permita.

A través de la Biblioteca Departamental Rafael Carrillo Luquez se han reanudado los encuentros departamentales de escritores, los eventos de promoción de lectura como el ‘Trueque Literario’ y con el liderazgo de la Secretaría de Gobierno se ha llevado a cabo la Feria Artesanal con una notable participación de pueblos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta y también afrodescendientes.

La gran apuesta es la realización presencial del festival de la Leyenda Vallenata en el primer semestre del 2022, cuando se espera se haya alcanzado una vacunación que permita hablar de inmunidad de rebaño y será entonces cuando la cultura por fin vuelva a ser esa fuente inagotable de alegrías y fuerza para la economía de esa región.