El Caribe BIZ FORUM 2021 nos dejó como gran conclusión general, el gran potencial de articular y poner en marcha una estrategia público-privada, impulsada desde lo local, orientada a fortalecer el sistema empresarial en productividad, sofisticación e innovación y orientación hacia la exportación.
Fortalecer nuestro tejido empresarial es el camino que nos puede llevar a recuperar y a incrementar el empleo, mejorar el ingreso de los hogares, generar bienestar social y reducir la pobreza que creció durante la pandemia.
Los diagnósticos presentados en el foro empresarial donde convergen los sectores productivos, la academia y el gobierno para conocer las tendencias mundiales que favorezcan el proceso de transformación de nuestro territorio, mostraron el rezago que tenemos en esos aspectos en relación con naciones de América, Europa y Asia.
Estamos en mora de cerrar esas brechas en cuanto al país frente al escenario internacional y también a nivel regional. No en vano el Banco Mundial acaba de recordarnos que Colombia es una de las naciones más desiguales del mundo con un GINI de 0.53. El agravante de ello es que aquí las desigualdades se dan por estratos socioeconómicos y por regiones. Ante esa realidad el reto está en cómo desarrollar productivamente el 93% del territorio nacional, y equilibrar la distribución geográfica de la producción de los bienes y servicios y de las exportaciones, que hoy se concentra en el 7% del territorio nacional. El crecimiento económico sostenido de un país obedece a una mezcla de factores exógenos y políticas públicas y a una movilización de factores de producción hacia industrias sofisticadas, más allá de las ventajas comparativas; orientación a las exportaciones, y adaptación a la competencia local e internacional. Siendo así, las políticas estándar de crecimiento económico deben apuntar a solucionar fallos de mercado y externalidades negativas, pero también enfocarse en sectores sofisticados con I+D, disponiendo para ello del capital de riesgo necesario. El sector público nacional y local tiene un papel protagónico en el desarrollo productivo del tejido empresarial.
Tenemos que cambiar el modelo
Corea del Sur lo demuestra. Hoy es el segundo país en el mundo que más invierte en Innovación, Investigación y Desarrollo. Además, ha hecho de la educación su principal factor de producción y de movilidad y equidad social, al igual que de la cultura de la responsabilidad, integralidad y trabajo arduo, un valor diferencial. El trasfondo de su fantástica evolución, luego de que la guerra los dejará en pobreza extrema, fueron políticas nacionales continuadas y consistentes, con la estabilidad de los funcionarios públicos incluida; la alta eficiencia de su talento humano; el ahorro generalizado; y la obsesión por exportar e internacionalizar su economía y su sociedad.
A diferencia de Corea del Sur, en Colombia no hemos podido cerrar la brecha de ingresos con Estados Unidos porque hemos ampliado la tecnológica y nuestra inserción en las cadenas globales de valor es limitada. Requerimos atraer conocimiento, lograr conexiones de empresas y mercados, poner en marcha un ecosistema para la adopción de tecnologías, y dar mayores facilidades para el comercio exterior y la inversión privada.
En la tarea que tenemos por delante para transformar radicalmente nuestra realidad económica, debemos, además, propiciar el movilizar la diáspora para fines productivos, entendiendo que es una medida costo-efectiva, y para ello hay que eliminar las barreras que imponemos para la homologación de títulos y los visados, y atraer empresas que incorporen conocimiento.
E igualmente redoblar los esfuerzos para vincular inversión extranjera que aporte conocimiento, potenciar las zonas francas y el Plan Vallejo para la relocalización de empresas en las costas, reducir los costos de transacción y los aranceles, mejorar las condiciones de acceso a los mercados y la cadena logística, y simplificar los trámites aduaneros. Esa es una tarea que recae fundamentalmente en el sector público. Entre tanto, las empresas deben repensar sus planes estratégicos de internacionalización y de adquisiciones.
El crecimiento económico debe surgir de las regiones
Si Corea nos devela como nación las razones de su resurgimiento de las cenizas, el País Vasco nos marca un camino con enfoque regional aprovechando el potencial que tenemos y reconociendo las particularidades de nuestro contexto. Los vascos entendieron que las estrategias de especialización inteligente son también estrategias regionales que se basan en priorizar inversiones en I + D para impulsar la transformación estructural en la economía, apoyando el emprendimiento y los procesos de participación entre empresas, universidades y otros actores.
Desde esa base, primero crearon, en los años 80´s, una nueva administración regional y luego hicieron una reestructuración industrial tras la crisis económica. En los 90´s, impulsaron la estrategia de clústeres, se enfocaron en mejorar la eficiencia de la industria, y fomentaron la diversificación e internacionalización. Desde la primera década de este siglo se concentraron en la diversificación impulsada por la ciencia y la innovación.
Para aumentar la productividad hay que ir más allá de las también necesarias mejoras en la justicia, educación básica, infraestructura. Es necesario trabajar en políticas industriales modernas que le apuesten a la diversificación y sofisticación del aparato productivo. La carencia de esas políticas explica que en Colombia el rezago de productividad se dé porque muchos sectores tienen brechas demasiado amplias en relación con las de otros países.