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Demostrar que las materias primas tienen un origen sostenible, que en la cadena de suministro se cuidan las emisiones de carbono y que las personas que intervienen en todo el proceso de transformación tienen un trato digno, son factores que hoy marcan la diferencia a la hora de concertar las grandes contrataciones.

En ese camino, las empresas del Caribe colombiano están gestionando estos y otros aspectos que les ayuden a alcanzar un simbólico sello verde, que les introduzca en el compromiso global por la sostenibilidad y las buenas prácticas ambientales.

De acuerdo con el Instituto para la Inversión de Morgan Stanley, el 65% de los inversionistas espera que la inversión sostenible aumente en los próximos cinco años, porque desde ya comienzan a darles prioridad a las organizaciones con objetivos orientados al medio ambiente y la sostenibilidad y así lo está entendiendo el empresariado de la región.

En Colombia, mientras en el sector público el Estado se ha ahorrado 2 billones de pesos en contratación durante los últimos 3 años mediante el mecanismo de Colombia Compra Eficiente, la industria privada cada vez más se fija en los criterios de anticorrupción, pero adicionalmente revisa que sus proveedores tengan en cuenta los factores medioambientales, sociales y de buen gobierno en todos sus procesos.

Según Juan Carlos Arbeláez, Socio de Impuestos & Servicios Legales de Crowe Colombia, 'hoy en el país, la contratación responsable ya define la factibilidad de los grandes negocios, y la adopción de los criterios ESG (por sus siglas en inglés: Enviromental, Social and Governance), cada vez se vuelven más solicitados, e incluso en muchos casos, obligatorios, sin embargo no todas las empresas están alineadas con estas estrategias y las que no lo están, comienzan a ver afectada su competitividad'.

Desde su perspectiva, el experto aconseja algunas maneras para fortalecer los programas de contratación sostenible e integrar los criterios ESG en las compañías, lo que puede permitirles tener un impacto directo en la capacidad para recibir inversión, mejorar su reputación y asegurar la sustentabilidad de sus negocios.

El nuevo camino

En Colombia y la Región Caribe, con la aplicación de los programas de Ética y Transparencia y la implementación del Sagrilaft (sistema de autocontrol y gestión de riesgo integral de lavado de activos y financiación del terrorismo), se han creado los mecanismos adecuados para fortalecer este camino.

De esta manera, esperar a que un ente regulador o un cliente soliciten esta información puede poner a las empresas en una situación vulnerable.

Por esto es importante que cada empresa identifique cuáles son las regulaciones que podrían ayudar a hacer el mejor uso de los programas existentes para generar procesos más eficientes y en general, evitar aspectos negativos con los proveedores.

Las empresas toman conciencia de que adoptar y mantener actualizado el programa ESG, se traduce en una oportunidad, tanto para lograr una mayor eficiencia, como para estar preparados en la revisión o evaluación por parte de terceros.

En este contexto, los programas de contratación responsable desempeñan un papel cada vez más importante dentro de las estrategias generales de una compañía, incluso muchos de estos se basan en estándares o reglamentaciones internacionales.

Ya las grandes empresas del Caribe están a tono conformando comités multidisciplinarios de estrategias ESG, que involucran a todas las áreas de la compañía, lo que significa que sus objetivos deben ser visibles y claramente comunicados a toda la organización

Estas estrategias ESG tendrán primordial injerencia en las futuras fusiones y adquisiciones, teniendo en cuenta que como factor determinante, las nuevas generaciones de inversionistas buscan crear valor y que ellos hacen parte de la llamada

'Transferencia de riqueza generacional' más grande de la historia, en medio de la cual un aproximado de 30 billones de dólares muy pronto comenzarán a transferirse.