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Aunque parezca tema de otro universo, los eructos y las flatulencias de las vacas a partir del 2025 tendrán un impuesto en Nueva Zelanda, una medida que busca reducir las emisiones de CO2, con el objetivo de hacer un aporte a un agro sostenible y en el camino a frenar los efectos del cambio climático en el planeta.

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Y aunque a muchos pudiera parecerles un tema cómico, lo cierto es que está ampliamente demostrado que la falta de control de la ganadería extensiva en el mundo entero ha generado que se viertan cientos de toneladas de gases efecto invernadero a la atmósfera.

Colombia no escapa a ese fenómeno y en el Caribe también hay un amplio camino por recorrer, tal como lo afirmó recientemente en Cartagena el médico ambientalista Camilo Prieto Valderrama, al asegurar, en el marco del Congreso de Naturgas, que las mayores emisiones en Colombia no provienen del sector minero energético, como algunos creerían, sino del agropecuario, especialmente la descontrolada actividad de la ganadería extensiva.

Por ejemplo, hace pocos meses el mundo se estremeció por las dolorosas imágenes de la Amazonía en llamas, lo cual, según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), tiene como una de las principales causas en la deforestación de la selva por el cambio de uso del suelo para la ganadería extensiva.

De acuerdo con la ONG global Greenpeace, la ganadería es responsable de la emisión de hasta 14,5% de los gases de efecto invernadero, es decir, que genera tantos como los que pueden producir los carros, trenes, barcos y aviones.

Las vacas son los animales que más gases generan, con 300 litros de metano al día en sus procesos digestivos frente a los pollos y el pescado.

'La razón que más contamina es la falta de participación ciudadana. El asunto no es dejar de comer carne, que es algo que hace parte de la cultura, sino cómo y dónde se hace esa ganadería. Hay que realizar un plan a largo plazo para tecnificar la actividad ganadera', indicó Jefferson Galeano Martínez, profesor de educación ambiental de la Universidad de la Sabana.

El Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) indicó que si bien el inventario nacional de gases de efecto invernadero de Colombia no discrimina las emisiones GEI generadas por la industria cárnica, sí cuenta con una desagregación asociada a los diferentes grupos de animales por vocación ganadera.