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En la madrugada del 2 de octubre, la comunidad KCP despidió con gran tristeza a la notable Dra. Hectalina Donado. Aunque nació en Puerto Rico y estudió en los Estados Unidos, Hectalina consideró Barranquilla como su hogar durante más de cuatro décadas. Al llegar a KCP como coordinadora y profesora de Preescolar, en 1984, rápidamente se proyectó más allá del salón de clase. Al ver la necesidad de servir mejor a sus estudiantes, desarrolló, implementó, y se desempeñó como coordinadora del primer Centro de Aprendizaje de KCP para estudiantes con diferencias de aprendizaje, hoy conocido como el ORC. Después de tres años en esa posición, se convirtió en una de las administradoras más queridas y con más años de servicio en el colegio, dirigiendo nuestra sección de Preescolar y Elemental durante 27 años.

A lo largo de su ilustre carrera, Hectalina encabezó varias iniciativas en KCP, algunas de las cuales todavía implementamos hoy, pero ninguna más notable que su pionera gestión para la implementación de nuestra filosofía Reggio Emilia. Enfocada en la necesidad de una mayor participación activa de los estudiantes, Hectalina se convirtió en una pionera de Reggio Emilia en Colombia y América Latina, capacitando a más de 600 trabajadores de guarderías comunitarias en la región. Por su labor, fue reconocida por el Gobernador del Atlántico, gracias a sus destacados aportes en el área de la educación infantil. Entre otros reconocimientos se encuentran el Premio Nacional de Directora Distinguida, entregado por el Departamento de Estado de Estados Unidos, el premio Roble Amarillo, otorgado por la Universidad del Norte en reconocimiento por su valioso apoyo al Instituto de Estudios Avanzados, el reconocimiento de la Fundación aeioTu-Carulla, por su aportes al desarrollo de la educación infantil en Colombia, y el Premio Medalla de Plata de Barranquilla, que la reconoce como ciudadana distinguida, por haber realizado una labor meritoria en la educación de la juventud barranquillera.

Pero más allá de los reconocimientos recibidos por su notable labor, lo que más destaca son los elogios personales de cientos de personas que tuvieron el placer de conocerla. Basta preguntar a cualquiera que haya compartido más de cinco minutos con ella para que diga que Hectalina Donado los hizo sentir como el centro del universo. Si bien sentía pasión por su trabajo, también sentía una pasión innata por las personas que hacían parte de su entorno profesional. Su amor por la educación solo fue comparable con su amor por nuestra comunidad y por los miembros que la integran. Siempre optimista, Hectalina tenía una forma única de ver lo positivo en las situaciones del día a día, incluso en sus momentos más oscuros. Con una enorme tristeza la recordamos hoy y todos los días, y buscamos honrar su legado avanzando hacia el futuro con su misma pasión y convicción.

Descansa en paz querida amiga.
Comunidad Colegio Karl C. Parrish