El exjefe paramilitar no pudo pedir perdón a sus víctimas de Córdoba en vivo desde una cárcel de EEUU, como estaba programado, debido a una falla técnica que no permitió el enlace satelital y debió hacerlo en diferido, toda vez que como plan alterno había enviado un video con sus palabras.
Mientras habló en la grabación por espacio de once minutos las cerca de 300 víctimas se quedaron con interrogantes que habían preparado para el excomandante paramilitar, relacionados con la ubicación de fosas y la devolución de miles de hectáreas que fueron despojadas mediante la presión de las armas.
El acto de perdón público de Mancuso a las víctimas del paramilitarismo se realizó desde las 10 a.m. hasta las 12:30 del mediodía, en el centro de convenciones de Montería. Asistieron alrededor de 300 campesinos desarraigados y familiares de los muertos de la guerra que libraron las AUC durante 20 años.
'Me hubiese gustado estar presente físicamente para mirarlos a los ojos y poder expresarles mi arrepentimiento, pido perdón una y mil veces a todos los familiares de las víctimas del conflicto armado. Solo Dios sabe cuánto arrepentimiento tengo y cuánto desearía regresar el tiempo para que esos episodios dolorosos fueran solo una pesadilla', indicó Mancuso durante su video.
El exjefe paramilitar les dio las gracias a las víctimas por la generosidad de haberle dado la oportunidad de pedir perdón por el sufrimiento causado durante su equivocada participación en el conflicto armado.
'Ese fue un fatal capítulo de mi vida y de la vida de los seres a quienes causé daño. Cuánto quisiera no haber vivido y mucho menos protagonizado esa guerra. A toda la comunidad y sociedad cordobesa en general, esa tierra que me vio nacer y crecer, a todas las víctimas, a toda Colombia, desde el fondo de mi alma les pido el perdón que a diario le pido a Dios, y apelando a su infinita misericordia lo pido no solo para mí, también para quienes fueron subalternos míos, porque todas las acciones que ellos cometieron son mi responsabilidad', precisó.
La alocución de Mancuso no estuvo muy audible y algunos de sus mensajes se confundieron aún más con el tipo de voz nasal que lo caracteriza.
Mancuso habló para las víctimas de Córdoba a través de una grabación, durante once minutos.
'Les pido abrir una ventana a mi perdón por el dolor que siento por mi infinita culpa y que entonces con la misericordia de Dios podamos trabajar juntos sin más límites y tampoco interferencias, por la paz de nuestros corazones, de nuestras familias y de Colombia. Un perdón sublime y generoso nos convierte en victoriosos y persistentes para reparar en lo posible, el daño causado. Prometo que mis manos no volverán a empuñar un arma', sostuvo.
Unos lo perdonan, otros no. Los rostros del auditorio, de miradas perdidas y cabizbajas, señalaron que algunos perdonan al excomandante paramilitar pero otros advierten que no están convencidos aún de hacerlo.
Juan Zúñiga asegura que perdonó a Mancuso desde hace varios años y se lo dijo personalmente antes que lo extraditaran a Estados Unidos.
'Salí de mi finca forzosamente en agosto de 1998, desde el sector de Río Sucio, en Juan José, Puerto Libertador. Un grupo armado de las Auc nos mandó a desalojar, allí dejé 120 hectáreas, salí con mi esposa y cuatro hijos, ahora soy andariego, trabajando en fincas ajenas', precisó el campesino.
Jesús Emilio Ibáñez, a quien las Auc le mató a su padre Donaldo y a su hermano Omar Enrique, dice que está pensando seguir la norma de Dios, de perdonar y no guardar rencor.
El hecho se remonta a 1995 en la población de Manzanares, zona rural de Valencia. Un día a las 12 de la noche los paramilitares llegaron ‘repartiendo plomo’, y en la matazón cayeron sus seres queridos, a quienes dieron cristiana sepultura en Tierralta.
Las víctimas de este Departamento se quedaron con un paquete de interrogantes en el tintero y exigen de la Unidad de Justicia y Paz una segunda oportunidad para que Mancuso los escuche y responsa a muchas de sus inquietudes.
Universidad de Córdoba
Mancuso abrió un capítulo especial en su discurso al tema de la Universidad de Córdoba. Reconoció que sin lugar a dudas le hizo daño a una de las instituciones más representativas del Departamento y a muchos jóvenes de bajo estrato social, que veían en la Universidad la posibilidad de alcanzar un sueño y una esperanza para mejorar su calidad de vida y la de sus familias. 'Perdón a esa juventud que vio truncada la posibilidad de los estudios superiores por nuestros actos, perdón por los estudiantes y líderes sindicales que tuvieron que callar cobijados por el terror y el miedo en una institución diseñada para la libre expresión. Perdón por los que se fueron de la universidad y por los que tuvieron que abandonar a Córdoba y al país, perdón juventud de Córdoba', indicó.