San Andrés de Sotavento. En medio de las colinas características de la sabana cordobesa y de los cultivos de maíz, yuca y plátano, que son el subsistir de la raza zenú, emerge una línea de ranchos de palma, caña y ladrillos de barro. Las ventiladas estructuras conforman lo que fue bautizada como Venecia, ubicada en la vía que une a Tuchín con San Andrés de Sotavento.
En este espacio Germán Peña, líder del resguardo, rememora su infancia cuando la naturaleza era la gran aliada de su población. Dicha relación es representada en la nueva ciudadela que está integrada por los componentes necesarios para la convivencia del pasado, el presente y el futuro.
'A pesar de que hemos sido bastante engañados aquí en esta comunidad, es la primera vez que se encuentra el apoyo con las fuerzas militares. Es una realidad, ya lo tenemos', dijo emocionado Peñar, refiriéndose al proyecto del Ejército en el que fueron invertidos 2.663 millones de pesos.
La inauguración de la primera etapa estuvo a cargo del ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, el general Rodolfo Palomino, director de la Policía, y altos mandos del Ejército, institución a través de la cual se canalizaron los recursos para el proyecto.
Para Villegas, esta infraestructura les permite a las por lo menos 160 familias del resguardo contar con casa de Gobierno, complejo educativo, centro de desarrollo infantil, casa comunitaria, centro de salud, centro de reclusión, centro recreativo, baños, acueducto, alcantarillado y energía.
'Esta es una inversión que nos deja vislumbrar ese constructivo y respetable papel de las fuerzas militares. Esto es un monumento a la integración, es parte del uso y disfrute de las etnias. Aquí estamos en un acto de reconciliación que hace que realmente todos nos sintamos colombianos. Aquí se paga una deuda a un pueblo respetable en tradiciones', manifestó Villegas.
En la megaobra, que costó 4.530 millones de pesos, viven 800 niños de 0 a 5 años y 200 madres gestantes y lactantes que son atendidos por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, así como los jóvenes y adultos reciben capacitación del Sena y cultivan sus productos tradicionales.
'Lo significativo es que este pueblo fue construido de acuerdo con nuestro uso y costumbres, representando así la diversidad. Quien lo visita puede ver cómo se teje el sombrero vueltiao, apreciar actos culturales de nuestra raza y disfrutar de nuestras comidas. La idea es difundir el conocimiento e impulsar la educación, así como nuestro propio sistema de salud. Para eso contamos con un espacio para nuestra medicina tradicional y una sede para la cárcel', dijo Seledonio Padilla, miembro de la Consejería Mayor del resguardo.
El cacique mayor del pueblo zenú, Éder Espitia, sostuvo que esta es la oportunidad para mostrarle al mundo un pueblo heredero de la ancestralidad.
'Para la etnia es una obra significativa que le abre la puerta a Colombia y al mundo con el fin de mostrar cómo sobrevive esta cultura indígena en la región', declaró Espitia.