La alegría de los sinuanos desbordó en la madrugada de este sábado, tanto, que la inundación con la que amenaza el río Sinú fue canjeada por un cauce de sonrisas, movimientos de caderas, coqueteo de parejas de cinturas en las manos y el calor de las velas durante el fandango paseado de la tradicional alborada, que anunció la llegada de la edición 41 del Festival Nacional del Porro, en San Pelayo.
La cadencia de los músicos de trompetas, clarinetes, trombones, platillos y bombos, desmenuzó la bruma que a las 3:00 a. m., mantenía dormido a este municipio del bajo Sinú, ubicado a 28 kilómetros de Montería, sobre la carretera que conduce al Golfo de Morrosquillo. Los guapirreos masculinos, la sonrisa femenina al bailar y el ir y venir del sombrero vueltiao como muestra de cortesía del galán del Sinú también sobresalieron en este, el evento más esperado por los amantes del porro.
La alcaldesa de San Pelayo, María Alejandra Forero, fue una de las que encabezó el baile que partió a las 3:30 a.m., desde el parque central, hasta el complejo cultural María Varilla, donde esperaba la gran banda que conformaron 150 músicos de las diferentes agrupaciones que participan este año.
'Llevo cinco años viviendo en carne propia este evento de la alborada y se me sigue erizando la piel como la primera vez', comentó la alcaldesa mientras no perdía el ritmo del porro que interpretaba una banda a sus espaldas. Antes de meterse al baile, se encargó de despertar a los músicos con un tinto y galleta de soda, en las posadas donde los artistas recargaban batería para hacer disfrutar a los asistentes al Festival.