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Unas 12.500 toneladas de maíz que hacen parte de la producción cordobesa que espera la industria del país, estarían represadas en las parcelas y fincas de los municipios de Chimá y San Pelayo, debido al pésimo estado de las vías terciarias de la última localidad, que es paso obligado de la primera.

En Chimá – de acuerdo con cálculos que entrega el alcalde, Juan Custode – se sembraron alrededor de 2 mil hectáreas del cereal, cuya producción es de cinco toneladas por hectárea, lo que quiere decir que no hay forma de llevar hasta las secadoras unas 10 mil toneladas.

Las otras 2.500 corresponden a la producción de unas 500 hectáreas que están en jurisdicción de San Pelayo entre las poblaciones de Providencia, las Lauras, Caimán, el Chiquí, el Retiro, y demás poblaciones rurales.

'A raíz de la ola invernal ha habido un gran deterioro de las vías, sobre todo lo que corresponde a San Pelayo, donde algunas comunidades además han partido las carreteras, a manera de protesta y eso ha aislado a los campesinos que deben atravesar territorio de San Pelayo para ir a vender sus productos en las secadoras de Cereté', explica el alcalde de Chimá, Juan Custode.

El mandatario dijo que ya le hizo una sugerencia a su colega de San Pelayo, María Alejandra Forero, para que atienda los puntos más críticos en las vías que prácticamente son intransitables en esa zona.

Custode advierte que pese a lo prolongado que ha sido el invierno, el trabajo con las comunidades permitió reducir al mínimo la pérdida de la cosecha de maíz en esa localidad.

'Tenemos la premura de que se resuelva el problema de las carreteras, porque el trabajo que hicimos para conservar la cosecha se perdería, sin vías para llevar el producto a los centros de acopio y a las secadoras', sostiene el alcalde de Chimá.

EL HERALDO quiso conocer la posición de la alcaldesa de San Pelayo, María Alejandra Forero, sobre el estado de las vías en su jurisdicción y cuya condición afecta a los productores de maíz, pero no fue posible contactarla a través de su teléfono celular.

Para el comerciante de maíz Omar Pérez Anaya, el problema de las vías en la zona rural de San Pelayo conlleva a otros problemas como la negativa de los conductores para ingresar a esas zonas por temor a daños mecánicos en los camiones o a quedarse atollados en los incontables puntos críticos de las rutas campesinas.

'Además del problema de la sobreoferta, porque hay maíz sembrado en muchas regiones del país, en Córdoba nos afecta además el problema de las vías, especialmente de esa zona que tradicionalmente ha sido reconocida como productora del grano', precisa Pérez.

El comerciante explica que cuando se corre el riesgo de buscar maíz a la zona abandonada de San Pelayo, el costo por tonelada pasa de 30 mil pesos a 50 mil pesos, sin contar con el gasto adicional de bajar la carga en mitad del camino en caso que un camión se quede en el barro, para poder pasar el producto a otro vehículo similar.

En Córdoba se sembraron este año cerca de 18 mil hectáreas de maíz, de las cuales 13 mil son de la variedad blanco y las 5 mil restantes de la variedad amarillo.