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Las restricciones en el transporte particular, en medio de la cuarentena por el coronavirus, han propiciado el embotellamiento de la cosecha de yuca dulce, que al no poder llegar a las plazas de mercado en el departamento, termina convertida en alimento para ganado.

La situación tiene al borde de la quiebra a unas 10 mil familias de pequeños campesinos de Córdoba, quienes aseguran que están a merced de los pocos intermediarios que llegan a las poblaciones campesinas, pues actualmente no tienen acceso directo a las plazas de mercado.

Rosmy Rojas Lunas, presidente de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (Anuc), manifestó que 'hay mucha oferta y poca demanda y eso lo agrava la pandemia por el COVID-19, porque la gente no puede llegar al campo a comprar y con la cuarentena se hace más costoso trasladar el producto a los mercados en la zona urbana'.

El líder agricultor explica que 'el año pasado el precio de la yuca en los mercados de Montería y Barranquilla fue favorable, con un precio mínimo de 40 mil pesos, las 80 libras de yuca. Incluso ya en las postrimerías de la cosecha, la yuca subió a 80 y 90 mil pesos por bolsa, entonces este año la gente se volcó a sembrar y ahora no pueden salir a venderla por las restricciones en el transporte particular'.

Sin embargo, este año, por causa de la pandemia los intermediarios están ofreciendo entre 8.000 y 9.000 pesos por cada bolsa de 80 libras, lo que no compensaría los costos de producción.

Con base en los cálculos del líder gremial, son al rededor de 110 asociaciones campesinas de Córdoba, quienes tienen dificultades para sacar la yuca.

'Sin temor a equivocarme, son más de 5 mil hectáreas de yuca en todo el departamento de Córdoba. Tan solo en la zona rural de Montería son alrededor de mil 1.200 hectáreas solamente en esa zona', sostiene Rojas Luna.

El líder gremial indica que tuvo que vender su producción de yuca a 130 mil pesos tonelada, que fue destinada para concentrado de ganado, pese a que era una yuca dulce y de buena calidad para vender en las plazas de mercado del país.

'En mi caso tuve que vender una yuca de consumo humano para el ganado, porque no tenía quién me la comprara. Y donde yo tenía la siembra era una tierra arrendada, entonces ya me estaban pidiendo la plata. Vendí a 130 mil pesos la tonelada de yuca fresca', asegura el pequeño productor en su finca ubicada en el municipio de Cereté, en Córdoba.

El campesino sostiene que la misma situación se registra en las poblaciones de Manguelito, en El Tapón, en el municipio de San Pelayo; en las zonas productoras de Lorica, San Antero, Montería, Canalete, Tierralta y Valencia.

'Tenemos más de 110 asociaciones en Córdoba con un componente social de 50 a 60 campesinos afiliados a cada una de estas asociaciones. Por lo que hoy tenemos más de 10 mil familias afectadas por no poder comercializar la producción de yuca', sostuvo Rojas Luna.

Algunos otros campesinos, al no tener mercado, destinan la yuca para la elaboración de almidón, que es utilizado para hacer diabolines, rosquitas y pegante, productos que también tienen dificultades de venta durante la cuarentena.

'Aquí hoy en día hay intermediarios, ellos llegan directamente al productor, hablan con los campesinos y luego arreglan el precio, pero el otro modelo, que es el de la mayoría, consiste en llevar la yuca hasta las plazas de mercado y negociar directamente con los compradores', puntualizó el presidente de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (Anuc).