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Por medio de alertas tempranas la Defensoría del Pueblo ha informado sobre el riesgo que corren poblaciones del sur de Córdoba ante el flagelo del reclutamiento forzado. Esta zona también es donde mayores conflictos se generan a la hora de llevar educadores a las aulas.

La deficiente y gastada infraestructura escolar en municipios como Puerto Libertador, Montelíbano, Valencia y Tierralta, es directamente proporcional a la ausencia de docentes que llenen con enseñanzas las horas de ocio de jóvenes de la población.

La situación es caldo de cultivo para mafias que se apoyan en la tercerización para subcontratar profesores a bajos costos. También se benefician los grupos al margen de la ley, que se presentan como la única opción de éxito en estos rincones alejados de las urbes.

Tras varios plantones y acciones de protesta pacífica, los educadores y directivos docentes del sur de Córdoba lograron que se expidieran 633 decretos de nombramientos que eran exigidos, aunque aseguran que algunos no han recibido pago y otros ni siquiera han sido afiliados al sistema de salud.

Javier Martínez, uno de los docentes nombrados, asegura que pese de esto, no ha recibido pago ni mucho menos afiliación a seguridad social.

'Nos citaron a presentarnos en los colegios y hemos asistido para cumplir con el compromiso, pero hasta el momento no nos han definido esa situación', señala el educador, quien es un ejemplo de la situación que padecen otros educadores que, tras superar la prueba de méritos realizada por la Comisión Nacional del Servicio Civil (Cnsc), no han podido empezar a asumir en propiedad.

Además, en los territorios se divulgaron panfletos intimidantes en los que los docentes nombrados mediante el concurso de méritos fueron declarados objetivo militar.

'Lastimosamente se presentan casos en los que una persona es capaz de amenazar de muerte a un maestro, pero confío en que las autoridades van a esclarecer la procedencia de esa información', expresa de manera tajante, tratando de no hablar mucho de ese tema que, según él, preocupa más a su esposa y a sus padres.

Con el pasar de los días crecen los compromisos y las deudas pendientes se apilan en pedazos de cartón rayados a mano.