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Cuatro días intensos de intercambio de conocimiento y reflexión sobre la creación vivió Barranquilla durante el Carnaval de las Artes. Una vez pasada la adrenalina queda un momento de paz para analizar en frío los pro y los contra del evento que ya se fue.

'Fueron cuatro días de sorpresas y divertimentos para miles de niños, jóvenes y grupos de familia. Cuatro días de masajes y mensajes sobre lo propio. De memoria, tradición y novedosas propuestas. Cuatro días huyéndole al lugar común y al aburrimiento', afirmó el director Heriberto Fiorillo.

El escritor y cronista siente que el evento va creciendo en la medida en que el número de seguidores ha ido aumentando con los años. 'Lo que más me gustó es que el Carnaval de las Artes tenga ya su gente. Personas que van al festival sin preguntar por la programación. Su razonamiento es: ‘si lo trae el carnaval de las artes es porque es bueno', afirmó el también director de la Fundación La Cueva.

Sin embargo no todo es positivo en el balance. 'Creo, con criterio crítico, que nos faltó color en buena parte de nuestros escenarios. El carnaval en general luce colores más intrépidos y brillantes. Fuimos pobres en la estética decorativa, no así en la discursiva', confesó Fiorillo.