Hacer arqueología subacuática en Colombia es posible, y la Universidad del Norte lo ha demostrado.
La ley 1675 de 2013 sentencia que el país no tiene la capacidad técnica ni científica para desarrollar este tipo de estudios. Sin embargo, Juan Guillermo Martin, director del Departamento de Historia y Ciencias Sociales de UniNorte, sostuvo que sí es posible durante el simposio ‘Patrimonio Cultural Sumergido: una mirada global’, llevado a cabo en el marco de Cátedra Europa 2014 con la presencia de expertos nacionales e internacionales en el tema.
'Con la experiencia que venimos llevando a cabo desde el año 2012, liderada por la Universidad del Norte y a partir de un convenio de cooperación con otras instituciones nacionales e internacionales, hemos demostrado que efectivamente es posible desde Colombia hacer investigación de arqueología subacuática', afirmó el docente.
Los estudios de la institución se han enfocado en la bahía de Cartagena, buscando resolver los interrogantes en torno al ataque del almirante Edward Vernon, oficial naval inglés, en 1741, durante la guerra que libraron Inglaterra y España.
'Hasta ahora hemos identificado al menos tres naufragios dentro y fuera de la bahía. Estamos en el proceso de indagación e investigación histórica', contó Martin.
Hasta agosto de 2013 se han podido identificar restos de lastre (piedras usadas para dar equilibrio a los barcos), de madera (fragmentos de mástil, secciones de la cubierta), balas de cañón y un caldero de una nave. Además, seis anclas y varios cañones de un naufragio entre la isla de Tierra Bomba y Bocagrande, en el bajo Salmedina.
Pero esto es solo el principio. Según la Unesco, aunque no existe un inventario oficial, Colombia tendría aproximadamente mil navíos del millón identificados que están hundidos en distintos mares del mundo.
Cápsulas del tiempo. Según Martin, la importancia de descubrir el patrimonio cultural sumergido del país va mucho más allá de su valor comercial.
'Desafortunadamente, sobre todo desde la perspectiva de los cazatesoros, siempre se restringe el patrimonio cultural sumergido a objetos de oro, plata y piedras preciosas. Para nosotros el interés primordial es la investigación y entender los contextos. Los barcos son prácticamente cápsulas del tiempo, allí quedó condensada la historia de la construcción de nuestra nación en un momento determinado. La posibilidad de acceder a esos contextos únicos, cerrados y especiales nos permite conocer un momento de nuestro pasado', explicó Martin.
Para Ernesto Montenegro, subdirector científico del Instituto Colombiano de Antropología e Historia (Icanh), lo primero que debe hacerse es generar la problemática de las aguas dentro de la academia colombiana.
'Hemos venido considerando las aguas normalmente a través de la idea del recurso, y eso está muy bien, es legítimo; pero las aguas, los espacios marítimos, acuosos y fluviales, son espacios en donde se construye pensamiento social. La navegación, la pesca, el comercio, la investigación científica, son todos procesos sociales que han dejado huellas, que dejan vestigios y consecuencias sociales muy importantes', dijo Montenegro.
Sobre la posibilidad de que sean extranjeros los que vengan al país a investigar y explotar este patrimonio, el funcionario sostuvo que 'lo que pretende la ley 1675 es que más allá del sujeto que lo haga, más allá de que sea una empresa o una universidad, debe cumplir con todos los procedimientos arqueológicos requeridos para este tipo de intervenciones'.