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A mediados de 1965, Alfredo Gutiérrez rompió sus relaciones con Discos Fuentes y se marchó para la casa fonográfica Sonolux.

Atrás quedaba su época gloriosa con Los Corraleros de Majagual. Ahora, con su nueva colectividad denominada Alfredo Gutiérrez y sus Estrellas grabaría más de una decena de producciones discográficas, entre las que incluiría 'La banda borracha', de Rafael Sánchez, convertida con el paso del tiempo en un clásico de la música tropical de Colombia.

En el segundo semestre de 1968, Alfredo se vinculó al sello Costeño de Codiscos con la que dejó una vasta producción aclamados éxitos del calibre de 'Ojos indios', 'Ojos verdes', 'Ojos gachos', 'Los novios', 'Me dejaste solo', 'Se acabó quien te quería', 'Ay Elena' y 'Lejanía'.

Fue en Codiscos donde Alfredo Gutiérrez nos legó a los melómanos una buena parte de su exquisito repertorio, bien fuera con su conjunto o con Los Caporales del Magdalena. Su producción fue prolífica, con títulos magistrales: 'Mis vacaciones', 'Fiesta en corraleja', La cañaguatera', 'Desde que llegaste tú', 'El ramillete', 'El troyano, 'Manantial del alma', 'El envenenao', 'Paraíso', 'Tus amores', 'La diosa coronada', 'La novia del estudiante', 'Tus recuerdos' y 'Anhelos', quizás su más grande éxito. ¡La lista es interminable!

Con sus agrupaciones Alfredo ha recorrido en varias ocasiones la geografía nacional; ha realizado giras y presentaciones en diferentes países de América del Sur, Centro América y Norteamérica y Europa, siempre cosechando éxitos resonantes y dejando en alto el folclor colombiano.

Los reconocimientos del juglar

Además de las tres coronas ganadas en el Festival Vallenato (1974, 1978 y 1986) entre los logros y reconocimientos de Alfredo Gutiérrez se destacan el haber ganado tres Congos de Oro en el Carnaval de Barranquilla; dos Trébol de Oro y un Califa de Oro, en México; cinco Guaicaipuro de Oro en Venezuela, y la nominación al Grammy Latino, en 2007, en la categoría Cumbia y vallenato, por su trabajo El más grande con los grandes.

Ciertamente, desde 1960 (hace 54 años), la música de Alfredo Gutiérrez ha sido indispensable en nuestras discotecas y en nuestros corazones. Y su presencia en tarima sigue siendo vigorosa, torrencial. Llega a su máximo nivel de emoción en el público cuando es levantado en hombros por sus músicos para tocar el acordeón con los pies.