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Las personas con síndrome de Down aprenden, asisten a escuelas ordinarias, aprueban los exámenes y viven una vida plena de adultos semi-independientes. Tienen habilidades y aptitudes, igual que el resto de las personas.

En Barranquilla, doce afiliados a la Fundación Síndrome de Down del Caribe, Fundown Caribe, con inclinaciones por las artes plásticas elaboraron, con destino a una subasta, pinturas y objetos con la guía de reconocidos artistas caribeños.

Hasta por vía WhatsApp se vendieron cuatro de las 12 piezas durante la subasta que se realizó en la galería Michelangelo y que dejó una bolsa de cuatro millones y medio de pesos, así como la ilusión de ver en un futuro cercano a los noveles artistas en galerías... y esto ya es realidad.

Desde hoy y durante dos semanas se pueden apreciar esas obras en el Museo de Arte Moderno de Barranquilla, institución que apoyó la realización de esta subasta donde singularmente no hubo un martillo físico, sino muchos aplausos. Los golpes fueron reemplazados por las palabras de los jóvenes artistas con síndrome de Down, cada vez que hablaban de su obra.

Por ello, la velada, más que marcada por el signo pesos, estuvo dominada por emociones. Diana Acosta, en calidad de martillo, motivó los corazones y lo logró hasta por celular, como acontece en las grandes subastas. Asegura que no lo tenía previsto pero cuando escuchó a la primera alumna-artista hablar sobre la obra se le ocurrió. La afiliada de Fundown Silvana Escobar dijo, entonces: 'Yo quiero que compren mi obra que se llama Nuestra vida'. Diana recordó a un amigo que se va a casar y le envió por WhatsApp la foto de la pintura que Silvana realizó junto al pintor Walter Buelvas.

Así ocurrió este miércoles con otras tres obras, donde la fuerza por vía celular llegó hasta la ciudad de Santa Marta por cuenta de Claudia Ritzel, directora de Fundown.

Para el consagrado acuarelista Roberto Mono Angulo, 'Compartir con Cristina Vélez fue inolvidable. Empapé los pinceles y le hice una corta demostración. Llevé algunas fotos y eligió el Templete de Ciénaga. Empezó a trabajar siguiendo mis orientaciones y le sugerí otro color para el fondo, pero ella me dijo: me encanta así, estoy feliz, me gusta pintar'. El Mono Angulo, premio a la Excelencia por su trayectoria nacional e internacional, dedicación y fidelidad a esta técnica milenaria, con nudo en la garganta dice: esto me hace feliz, no lo voy a olvidar, fue su primera experiencia con esa difícil técnica.

Otro momento que marcó la diferencia de la subasta fue que la oportunidad que tuvo el público de interactuar con los afiliados a Fundown y con los artistas invitados mientras apreciaban las obras en exposición. Al artista Leonardo Infante le impactó por ejemplo que su pupilo Óscar Visbal eligiera negros, grises y blanco para pintar la ciudad.

Más que cifras, esta subasta quiso mostrar que las personas con síndrome de Down tienen habilidades y aptitudes igual que el resto de las personas.