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La fotógrafa Irina Werning, nacida en Buenos Aires en 1977, tiene una relación pasional con sus cámaras, de hecho llama 'novio' a una de ellas.

A otra se refiere como si fuera una amante; es una Leica que según ella no saca las mejores fotos, pero es silenciosa y poco invasiva.

Pero la que considera su primer amor es una Nikon Mat de los años setenta de la que asegura jamás podrá separarse. Otro aspecto peculiar de esta artista es su inclinación a trabajar con los elementos que la rodean para luego ampliar su perspectiva y llegar a otros ámbitos.

Irina estudió Ciencias Económicas en la facultad de San Andrés (Buenos Aires, 1996) y realizó un posgrado en Historia en la Universidad de Tella (Buenos Aires, 1997) y otro de Fotografía Periodística en la Universidad Westminster (Londres, 2006). Es evidente que la historia y la reportería forman parte de su proceso creativo y, por supuesto, la literatura que le aporta matices evocativos y enigmáticos a sus recreaciones.

Lo que hace Irina es atrapar, 'congelar', un instante lejano de la memoria física y emocional de sus personajes como puede ser la niñez y darle un carácter futurista.

A ella le resultaba peculiar y quizá estrambótico el modo en que las personas reaccionaban al observar fotografías de su infancia o adolescencia y se le ocurrió intervenirlas para que representarán el presente de esas personas, el resultado fue la serie Back to the future (Volver al futuro).

Otro de sus trabajos fue Chini que incluye la serie A day in the life of my Muse (Un día en la vida de mi Musa). Consistió en hacer fotos de su perra Chini en distintos espacios y vestida con prendas de peluche que iba encontrando en almacenes de descuento.

La crítica suele referirse a Irina Werning como 'la diva más talentosa del último tiempo'. Todos reconocen que ella ha sabido correr riesgos y correr sobre la cuerda floja y gracias a esto rescatar las muestras fotográficas de los previsibles juegos de sentidos y el aburrimiento letal para convertirlas en acontecimientos estéticos de primer nivel y diversión garantizada.

Su manera especial de reflejar la condición humana y proyectar su oficio le ha valido numerosas distinciones, entre estas la beca Ian Parri (EEUU, 2006), el Flash Forward (Canadá, 2011) y el Sony World Photography Award (EEUU, 2012).